La mandataria de Argentina, Cristina Fernández, se reunió el lunes con su homólogo cubano, Raúl Castro, durante una visita a la isla que tiene como telón de fondo la toma de posesión el martes de Barack Obama como el presidente número 44 de Estados Unidos.

Fernández y otros líderes de América Latina instaron a Obama a levantar el embargo con el que sus 10 predecesores han tratado de forzar un cambio en el sistema socialista de la isla.

Su visita, la tercera de un líder latinoamericano a Cuba en pocas semanas, fue interpretada por analistas como una señal de que la región espera una normalización de las tensas relaciones de Washington y La Habana.

Fernández, la primera mandataria de Argentina que viaja a la isla en 22 años, fue recibida en el Palacio de la Revolución por Raúl Castro, que reemplazó hace un año a su convaleciente hermano Fidel en la presidencia.

Ambos presidieron la firma de acuerdos de cooperación, entre ellos uno para apoyar el sector agropecuario de Cuba y otro para crear un centro de biotecnología que produzca fármacos y vacunas con tecnología cubana.

El presidente cubano, que cambió su uniforme de general por un traje oscuro y corbata amarilla, tenía previsto ofrecer luego una cena a la delegación argentina, integrada, además, por el canciller Jorge Taiana y otros ministros.

Fernández llegó el domingo a La Habana acompañada también por empresarios argentinos.

Las oportunidades de negocios estarán, sin embargo, sujetas a las limitaciones impuestas por una deuda cubana de 1.300 millones de dólares más intereses, que algunas fuentes sitúan en unos 2.400 millones de dólares y que bloquea las líneas de crédito.

No hay señales de que durante su visita de tres días a Cuba Fernández vaya a reunirse con la médica disidente Hilda Molina, que le solicitó interceder ante las autoridades cubanas para que le permitan viajar a reunirse con su familia en Argentina.

La presidenta argentina tenía originalmente previsto visitar Cuba hace una semana, pero debió postergar el viaje por razones de salud.

El miércoles partirá rumbo a Venezuela para reunirse con el presidente Hugo Chávez, el principal aliado de Cuba y otro duro crítico de Estados Unidos.