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Un pragmático que fue directivo de Hyundai, al timón surcoreano

EFE

El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, es un ex empresario conservador y defensor de los valores tradicionales que ha prometido una nueva era de pragmatismo en la gestión de la tercera economía más importante de Asia.

Tras haber ganado las elecciones del pasado 19 de diciembre con el apoyo del 47,2 por ciento del electorado y la promesas de elevar hasta los 40.000 dólares anuales la renta "per cápita", Lee desea colocar a Corea del Sur entre las siete potencias económicas más importantes del mundo.

En las semanas transcurridas desde su elección, Lee, de 66 años, ha anunciado unas líneas políticas que se centrarán en la mejora de la economía y una posición más dura hacia Corea del Norte.

Lee considera que su predecesor, Roh Moo-hyun, ha sido demasiado blando con el país comunista a pesar de los avances en el proceso de desnuclearización norcoreano iniciado hace más de un año junto a Estados Unidos, Rusia, China y Japón.

El pragmatismo de Lee también afectará a las relaciones de Seúl con Pyongyang.

El nuevo presidente anunció hace semanas un plan de reducción de la Administración en el que se establecía la eliminación de varios ministerios, entre ellos el de Unificación.

Sin embargo, finalmente Lee alcanzó un acuerdo con el partido que hasta ahora ha gobernado Corea del Sur y la cartera que se encarga de la convergencia con el país comunista no será eliminada.

La popularidad que lo ha llevado a lo más alto se forjó en gran parte por la aparición de una teleserie basada en su trabajo de varios años en Hyundai emitida a principios de los 90.

Esa serie le sirvió para su entrada en la carrera política, convertirse en líder del conservador Gran Partido Nacional (GPN) y ahora en presidente del país.

Muchos coreanos miran a Lee como a un hombre de negocios con coraje, capaz de salvar el país de la difícil situación económica.

Lee Myung-bak nació en 1941 en una familia numerosa y humilde y estudió Ciencias Empresariales en la Universidad de Corea antes empezar a trabajar en la multinacional del Automóvil Hyundai en 1965.

Durante sus doce años en esa empresa Lee llegó a formar parte de la dirección de una de las divisiones de Hyundai hasta que en 1992 abandonó la compañía para dedicarse a la política.

Ese mismo año Lee logró un escaño en el Parlamento y fue elegido en dos legislaturas consecutivas.

En 2002 Lee fue designado alcalde de Seúl en representación del GPN y durante su mandato ganó mucha popularidad tras la remodelación del sistema de los transportes públicos y la rehabilitación del riachuelo Chongye, en pleno centro de la capital.

La caída en picado de la popularidad de su predecesor Roh, con varios fracasos económicos que lastraron su participación en las pasadas elecciones, otorgó a Lee una muy cómoda victoria en las presidenciales de diciembre.

Ni siquiera una supuesta implicación en un caso de corrupción financiera, del que quedó finalmente absuelto hace sólo cuatro días, pudo con el carisma de Lee, que lo convirtió en el actual presidente surcoreano.

Corea del Sur, que sufrió una crisis financiera a finales de 1997, teme una nueva recesión económica similar a la que sufrió Japón en la pasada década y Lee ha prometido elevar el PIB del país a un ritmo del 7 por ciento anual.

La principal apuesta económica del nuevo presidente es construir un gran canal en la península, un proyecto económico que, según sus colaboradores, garantizará el crecimiento y el desarrollo del país, pero que suscita grandes críticas entre los ecologistas.

Lee está dispuesto a llevar a cabo ese proyecto a pesar la fuerte contestación de sus rivales y de algunos expertos, que advierten de una posible destrucción del medio ambiente y de la contaminación del agua.

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