Praga confirma a Biden su apoyo al nuevo proyecto antimisiles en Centroeuropa
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El vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, recibió hoy el apoyo de la República Checa al nuevo sistema de defensa antimisiles en Centroeuropa, cuyas ventajas defendió frente al que impulsó el ex presidente George W. Bush y fue cancelado luego por la Administración de Barack Obama.
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En ese sentido, Biden obtuvo en Praga un compromiso de la República Checa para participar en la nueva arquitectura de defensa antimisiles, que Washington quiere además que tenga un "acento checo".
En unas declaraciones a la prensa, tras reunirse con el primer ministro checo, Jan Fischer, el mandatario estadounidense avanzó que en noviembre una delegación de expertos visitará el país para desarrollar este proyecto de defensa común y que "se tratará en el futuro en el marco de la OTAN".
El norteamericano se refirió al abandonado sistema estático de defensa antimisiles, concebido por Bush, y matizó que sólo con el nuevo concepto estratégico la Alianza Atlántica será "capaz de afrontar los desafíos del siglo XXI".
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Biden, que en su gira de los últimos días por Polonia y Rumanía ha defendido las ventajas del nuevo modelo, aunque sin concretar sus características, aseguró hoy que "se trata de encontrar la mejor arquitectura que pueda defender a Europa y no sólo a EEUU".
El representante de la Casa Blanca agradeció también a los checos su participación en Afganistán, donde Praga aumentará el año próximo su presencia de manera cualitativa, y en Irak, donde los checos tienen un equipo de reconstrucción.
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En relación al nuevo sistema de defensa global, Fischer reiteró el compromiso checo, "como miembro de la OTAN, de continuar en este proyecto de la Alianza".
"Estamos preparados para participar en esa nueva arquitectura", señaló Fischer, quien destacó otros aspectos de la cooperación, no sólo de Defensa.
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Así, Praga quiere forjar "lazos de cooperación en ciencia, investigación, desarrollo, y no sólo en lo militar, sino en lo civil", constató el primer ministro.
Ambos países abordaron también asuntos de seguridad energética, así como el proyecto de ampliación de la central nuclear de Temelin, donde se construirán dos nuevos bloques y en la que han mostrado interés en participar capital ruso y la empresa Westinghouse, que pertenece a Toshiba.