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El Pixar de Alcobendas

El mayor proyecto del cine español, Planet 51, echa humo de cara a su estreno en otoño

SARA BRITO

Llegará un momento en que cualquier habitante de Hollywood con dos dedos de frente escuchará la palabra Alcobendas y se echará a temblar. Penélope Cruz lo puso en el mapa, cuando recogió su Oscar a mejor actriz secundaria el pasado 22 de febrero. Pero la ciudad satélite de Madrid está por dar otra sorpresa a la cuna de la industria del entretenimiento.

La película española de animación Planet 51, cocinada durante más de dos años en los estudios Ilion, con un proceso de producción que poco tiene que envidiar a Pixar o Dreamworks, se estrenará en Estados Unidos el fin de semana más codiciado del año: el 20 de noviembre, Acción de Gracias. Entonces, la mayor producción del cine español desembarcará, de la mano de Sony Pictures, con 3.500 copias en las salas del gigante americano, con la intención de enfrentarse a Luna nueva, la segunda parte de la sorpresa de 2008, Crepúsculo. Siete días después llegará a España.

Por mucho que los resultados en taquilla no lleguen a lo deseado, las espaldas no están al descubierto: las ventas internacionales en más de 120 países, los acuerdos comerciales con más de 100 marcas, las licencias y el videojuego garantizarán un mínimo de retorno de la inversión de los 55 millones de euros que ha costado el largo. De paso, el modelo de producción y comercialización de la animación española ya no será el mismo. Y aquello de Spainanimation, que acuñó el Hollywood Reporter, podría pasar a ser más que un rumor.

'Lo que no existía en España era un proceso industrial capaz de hacer frente a la industria americana', explica Ignacio López Dorset, presidente de Ilion. 'No queríamos quedarnos en medio del Atlántico, lo nuestro es un asalto en toda regla', afirma.

El asunto tiene todos los rasgos de una invasión alienígena y no sólo porque el argumento de Planet 51 coquetee con la ciencia ficción y la serie B americana. A saber: un astronauta de la Nasa aterriza en un planeta, donde unos seres verdosos como Shrek viven un calco de los años cincuenta. Los guiños cinéfilos y de cultura pop se cuentan a puñados en los primeros 20 minutos.

El amigo americano

Pero además, los de Ilion han pensado en americano cada milímetro del proyecto: el guión es del responsable de Shrek y Shrek 2, Joe Stillman a quien ha echado una mano Etan Coen (nada que ver con los hermanos), mano detrás de Tropic Thunder; las voces originales de los personajes son las de Gary Oldman, Dwayne Johnson, John Cleese y Jessica Biel, y buena parte del talento creativo de la cinta son extranjeros o españoles que habían tenido que buscarse antes las castañas fuera.

Es el caso de Javier Romero, de 32 años, supervisor de efectos especiales de Planet 51, que ya ha podido dejar de comprar jamón serrano a precios astronómicos en Londres. Allí, trabajó para MPC, empresa de efectos detrás de superproducciones como Watchmen. 'En mi equipo tengo a gente que ha trabajado en Star Wars o El señor de los anillos', afirma. 'A todos nos atrae ser parte de una producción de primer nivel mundial, pero hecha en casa', reconoce.

'Desde el inicio nos planteamos que queríamos ser el Pixar europeo', explica Pérez Dolset, quien sólo puso una premisa: nada de animales en una película, cuya idea se gestó en su despacho hace 7 años. 'España no tiene una tradición tecnológica. Hemos desarrollado nuestro propio software para poder competir. Esto es como una cocina, necesitas todos los artilugios', admite.

La herencia del videojuego

Metidos en faena, el resultado tiene mucho del pasado de creadores de videojuegos de los tres directores (Jorge Blanco, Marcos Martínez y Javier Abad, del equipo de Comandos, el videojuego español de más éxito). 'Se nota en el cuidado por el escenario y los detalles', explica Blanco, para quien el otro elemento diferencial es la luz de la película.

Pero, ¿por qué un filme cuyos rasgos culturales y guiños son los de Estados Unidos? 'Curiosamente allí nos han dicho que el humor es muy europeo', rebate Blanco, aunque admite: 'Más adelante nosotros podremos intoxicarlos a ellos'.

¿Y de la otra gran intoxicación, esa que se vive en Estados Unidos con la apuesta por las tres dimensiones? 'Por ahora estamos expectantes, no tenemos claro que eso vaya a salir bien', dice Pérez Dolset.

Ahora bien, Ilion no nace de un páramo. Desde que Dygra sorprendiera en 2001 con El bosque animado, el sector gallego de la animación ha crecido hasta ser uno de los principales focos creativos de Europa; El ratoncito Pérez, de Filmax, ha arrasado en taquilla y la industria nacional ha crecido al ritmo de un 20% en los últimos 5 años. 'La creación de estudios estables como Filmax o Ilion es una gran noticia', apunta el vicepresidente de la asociación del sector Diboos, Manuel Cristobal.

Por lo pronto, los 16 millones de juguetes que se meterán en los paquetes de hamburguesas de una conocida multinacional ya se han empezado a fabricar. El videojuego está casi listo. Y apenas quedan cinco semanas para que el departamento de animación se tome un respiro después de dos años de trabajo entre pósters de El castillo ambulante, de Miyazaki y de Wall-e, y empiece a preparar el segundo largometraje de la casa. La cocina de Ilion echa humo sobre Alcobendas.

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