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Pekín desoye las demandas de Washington sobre el yuan

China infravalora su divisa para hacer más competitivas sus exportaciones

ANDREA RODÉS

Pekín no cede ante las exigencias de Barack Obama. Las autoridades chinas hicieron hoy oídos sordos a las advertencias del presidente estadounidense de que endurecerá su postura para que China revalúe el tipo de cambio de su moneda y cese la competencia desleal a los productos de Estados Unidos. 'Estas acusaciones son falsas y la presión no ayudará a solucionar el problema', destacó hoy Ma Zhaoxu, portavoz del Ministerio de Exteriores chino.

Los desacuerdos comerciales entre EEUU y China sobre el precio del yuan se suman a la escalada de tensión que viven ambas potencias desde la semana pasada por la reciente venta de armas estadounidense a Taiwán y la anunciada reunión entre Obama y el Dalai Lama este mismo mes. Ya el año pasado, tanto EEUU como la UE acusaron a Pekín de mantener artificialmente bajo el precio del yuan para hacer más competitivas las exportaciones chinas un sector que da empleo a millones de inmigrantes internos, en perjuicio de los productos europeos y estadounidenses.

Obama aprovechó su primera visita a Pekín en noviembre para reclamar a puerta cerrada con los dirigentes chinos la revaluación del yuan, sin éxito. Ahora, Obama ha optado por un tono más duro. El miércoles, el presidente de EEUU exigió a China que respete los acuerdos comerciales y levante las barreras a las empresas extranjeras para entrar en el mercado chino. Pekín niega que el yuan esté devaluado: 'Su valor se acerca a un nivel razonable y equilibrado', replicó Ma.

Con un crecimiento del 8,7% en 2009, China se ha convertido en el mercado más atractivo para muchas empresas occidentales que buscan alternativas a la crisis. Pekín no permite que el yuan fluctúe libremente en los mercados de divisas internacionales, como exigen diversos economistas e instituciones financieras internacionales.

Sin embargo, el Banco Central de China tomó a finales de enero una serie de medidas restrictivas para frenar el exceso de liquidez y de créditos bancarios en el mercado, provocada por el plan de estímulo fiscal; una medida que permite esperar una posible apreciación del yuan en los próximos meses, según los analistas.

Las tensiones económicas entre EEUU y China van ligadas a su cada vez mayor interdependencia. Por un lado, Pekín es el mayor financiador de deuda pública estadounidense, gracias a su reserva de más de dos billones de dólares, la mayor del mundo.

Por otro lado, las autoridades chinas están preocupadas por el posible debilitamiento de la economía estadounidense y un aumento del déficit que provoque la caída del precio del dólar, poniendo en peligro el valor de su reserva de divisas.

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