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Papadimos y la troika acercan posturas sobre los recortes

El Gobierno griego anuncia un principio de acuerdo pero retrasa la reunión con sus socios para aprobar, entre otras medidas, bajadas del salario mínimo y pensiones y la supresión de los convenios. Nueva huelga general

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P. B. / A. M. V.

Grecia, la troika, Papadimos y el rescate. Podría ser el título de una película de suspense, como la que está protagonizando la clase política griega en la negociación de los nuevos y draconianos recortes que le exigen la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), integrantes de la ya famosa troika, a cambio de un nuevo rescate.

Coincidiendo con otra huelga general, la primera en lo que va de año, el Gobierno heleno anunció ayer por la tarde un principio de acuerdo con la troika sobre los recortes exigidos, lo que hizo pensar en el final de este capítulo del culebrón. Pero, acto seguido, y pese a las amenazas de Alemania, Francia y la UE (o hay recorte, o no hay préstamo ni quita para la deuda griega), el Ejecutivo pospuso de nuevo, hasta hoy por la mañana, la reunión que tenía previsto mantener Lukas Papadimos con los representantes de los tres partidos políticos que le apoyan (socialdemócratas, conservadores y ultraderechistas) para dar vía libre a las medidas. Ese acuerdo se retrasa desde el domingo pasado. Al cierre de esta edición, Papadimos mantenía una reunión extraordinaria, la segunda en la jornada, con los representantes de la troika, tras confirmar el nuevo retraso en su cita con sus socios de Gobierno.

Se exige rebajar el salario mínimo hasta un 25% y quitar los convenios

Según una fuente gubernamental, el aplazamiento se debe a que 'aún quedan algunas cuestiones abiertas' en la negociación, algunas de ellas, 'importantes', como la re-ducción del gasto público. El Gobierno griego accede a recortar 2.300 millones de euros, mientras la troika quiere que sean 3.300 millones. Entre las medidas exigidas, según los medios griegos, también está una rebaja de entre el 20% y el 25% en el salario mínimo (actualmente situado en 751 euros brutos, frente a los 641 euros de España), recortes del 20% de las pensiones superiores a los 1.000 euros mensuales y una disminución sustancial de los complementos que superen los 150 euros en todas las pensiones. Además, incluye los despidos de 15.000 funcionarios y de personal con contratos no fijos, drásticos recortes de los salarios en las empresas públicas y privatización inmediata de estas, liberalización de determinadas profesiones (como taxistas o notarios) y abolición de los convenios colectivos.

La troika ha advertido de que, si no se ratifican estas medidas, no habrá un nuevo préstamo de 130.000 millones de euros y tampoco permitirá que se proceda a la quita de la deuda pactada entre Grecia y los bancos privados. Sin préstamo y sin quita, Grecia iría directa a la bancarrota el próximo 20 de marzo, cuando debe desembolsar 14.400 millones en vencimientos de deuda que ahora mismo no tiene.

Un partido de la oposición dice que la quiebra del país 'es una opción'

Yorgos Karatzaferis, líder del ultraderechista LAOS y tercer socio de la coalición, criticó ayer a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, acusándoles de un 'segundo Múnich', en referencia a la conferencia de 1938 en la que Francia y Gran Bretaña transigieron a las demandas de Adolf Hitler: 'Grecia hace frente a una campaña agresiva de humillación y eso el Gobierno griego está obligado a tenerlo en cuenta', denunció.

Además, advirtió de que no apoyará un acuerdo que 'esté en contra de la Constitución griega' y exigió que el Parlamento Europeo se pronuncie sobre si las exigencias de la UE a Grecia son conformes a los tratados europeos.

Un diputado del socialista PASOK, Jristos Magkuris, anunció que votará en contra de las medidas de la troika cuando sean sometidas a tramitación parlamentaria (la fecha que se baraja, según la agencia estatal ANA, es el próximo domingo). 'Prefiero la pobreza a la humillación y la esclavitud', dijo.

La coalición que apoya a Papadimos, un tecnócrata del gusto de la UE que sucedió en noviembre pasado al dimitido Yorgos Papandreu, se está viendo desbordada por la presión social. La huelga general de ayer, convocada por los sindicatos mayoritarios contra las exigencias de la troika, fue secundada por el 80% de los trabajadores del sector privado y por el 90% de los funcionarios. El transporte, especialmente el marítimo, así como las escuelas, hospitales y organismos estatales se vieron afectados por el paro y al menos 20.000 personas se manifestaron en Atenas al grito de '¡Fuera la troika de Grecia!'.

Alexis Tsipras, líder del quinto partido en el Parlamento, el izquierdista SYRIZA, dijo que una quiebra desordenada de Grecia (el escenario más temido por los mercados y la UE) 'es una opción' porque, de este modo, no serían sólo los griegos los que asumiesen todo el daño, sino también 'los bancos y Alemania'.

En los mercados financieros, la noticia del principio de acuerdo con la troika se filtró en torno a las cuatro de la tarde. Las dudas sobre si era un rumor más, como los muchos que han recorrido las mesas de negociación en las últimas semanas, frenaron la euforia que, a priori, debía provocar esa noticia y las subidas en las bolsas europeas se limitaron a unas pocas décimas. El Ibex español, por ejemplo, apenas ganó un 0,13%, hasta los 8.846 puntos. Fráncfort y Londres incluso cerraron con ligeras pérdidas. Sí hubo euforia en la Bolsa griega. El principal índice de Atenas, el ASE20, subió más de un 3%, animado por las ganancias de los bancos, cercanas al 5%. Además, el mercado griego recogió el buen sabor que había dejado la subasta de letras a seis meses que celebró ayer el Tesoro. Logró colocar 812,5 millones a un tipo inferior que el aplicado en una emisión realizada en enero pasado.

Las primas de riesgo de todos los países de la periferia se relajaron ligeramente (la española cayó tres puntos básicos, hasta los 310) y varias grandes empresas españolas aprovecharon esa ventana de liquidez para captar financiación en el mercado.

A pesar de las ganas que todo el mundo tiene de que Grecia consiga finalmente un acuerdo, este está lejos de ser la solución definitiva. 'No es más que una patada adelante más para ganar tiempo. Sin una actuación contundente del BCE, comprando bonos en el mercado primario y secundario, no se podrá frenar el contagio a otros países', explica Fernando Luque, de Morningstar.

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