Casi tres meses después de la primera promesa, los países del euro decidieron ayer junto al FMI firmar un cheque de 110.000 millones de euros (como adelantó Público ayer) para rescatar a la economía griega. En una reunión extraordinaria, los ministros del Eurogrupo dieron por bueno el acuerdo que la Comisión Europea, el BCE y el FMI lograron con Grecia el sábado y que incluye un amplio programa de reformas a cambio de la ayuda multimillonaria, la más elevada prestada nunca a un país.
Las medidas suponen mutilar dramáticamente el gasto público y hundir este año al país en la recesión, pero son imprescindibles para recuperar la credibilidad perdida en los mercados, que durante meses desconfiaron de la solvencia del país para hacer frente al pago de su exorbitada deuda. Al tiempo que la zona del euro pretende inocular la vacuna contra el contagio de los problemas a países como Portugal o España, Grecia espera lavar definitivamente su imagen y confinar al pasado las trampas y mentiras económicas de Estado de la última década.
Merkel se felicita de que el retraso en la ayuda ha permitido un mayor ajuste
Los países del euro enviarán, en forma de préstamos bilaterales, 30.000 millones en 2010 y otros 50.000 millones en los próximos dos años, a un interés aproximado del 5%, menos de la mitad del precio de mercado en las últimas semanas. El FMI contribuirá al rescate con otros 30.000 millones en tres años, a un precio aún más barato que el de los países europeos pero que aún no se ha detallado. Además, los países de la zona del euro pedirán a los bancos privados que hagan aportaciones voluntarias al rescate, aunque no precisaron cuál sería la fórmula.
Los primeros préstamos llegarán antes del 19 de mayo
Una cumbre de jefes de Gobierno, este viernes en Bruselas, servirá para inmortalizar en una foto el primer rescate de un país de la zona del euro, un hecho insólito en los 11 años de unión monetaria.
'Es un día importante para el futuro de Grecia y para la gobernanza económica y la estabilidad financiera en Europa', aseguró Olli Rehn, comisario comunitario de Economía, en primera línea durante unos meses de fuertes tensiones por el enroque de la canciller alemana, Angela Merkel, ante el rescate, visto por los germanos como un premio a un país irresponsable y tramposo con las estadísticas.
Ayer, Merkel sacó pecho y defendió su dura posición, que implicó incorporar al organismo que dirige Dominique Strauss-Kahn en la solución de un problema doméstico de la zona del euro. 'Hace tres meses hubiera sido impensable que Grecia aceptara condiciones tan duras', aseguró en referencia al plan de ajuste de 30.000 millones. Sin embargo, en esos mismos tres meses, en los que Merkel estuvo embarcada en una campaña electoral que desembocará el domingo en unos cruciales comicios regionales, los mercados han comenzado a dudar y a especular con la deuda de otros países, entre ellos España y Portugal, que recibieron con resignación la rebaja del rating por parte de las agencias internacionales.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, atribuyó el retraso a las 'diferencias culturales entre los países'. 'Debemos respetar el debate interno y las explicaciones a la opinión pública de cada país, que son diferentes', añadió en referencia a las encuestas que hasta hace poco mostraban a los alemanes muy en contra del rescate.
'Cada democracia tiene sus tiempos y lo que cuenta es el resultado', apostilló Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, quien recalcó que el rescate depende de las 'estrictas condiciones' pactadas, que con todo podrían no ser suficientes. Sólo unas horas después de que aceptara el severo plan de ajuste, Trichet pidió a Grecia que esté 'preparada para tomar medidas adicionales que podrían ser convenientes para lograr los objetivos del programa' de reformas. Por su parte, el comisario Rehn anunció que de los 110.000 millones de rescate se reservarán 10.000 para reflotar el sistema bancario heleno en caso de que lo necesite.
Los primeros préstamos llegarán antes del 19 de mayo, cuando Atenas necesita refinanciar deuda por cerca de 10.000 millones de euros.
El ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantinou, asistió como convidado de piedra a la reunión del Eurogrupo y agradeció a su término la solidaridad europea. 'La elección era fácil: o una decisión difícil pero absolutamente necesaria o chocar contra el muro' de la quiebra.
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