El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quiso ayer transmitir un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos sobre la situación del sistema financiero español. Intentó trasladar optimismo en una semana en la que autoridades y banqueros han coincidido en que la situación se está poniendo fea y que el Gobierno tendrá que intervenir alguna entidad antes o después. Fernández Ordóñez aseguró: 'quien diga que hay una crisis bancaria en España dice algo que no es verdad' y apostilló que en este momento la situación del sistema financiero es 'sólida'.

Pero a partir de ahí, tuvo que reconocer que lo que viene por delante no es tan halagüeño como el pasado y ni siquiera como el presente. A juicio del gobernador, el sistema financiero español no podrá eludir los efectos de la segunda ronda de la crisis y tendrá que reestructurarse (ello puede implicar fusiones, absorciones, cierres de oficinas, etc.). Además, algunas entidades podrían necesitar inyecciones públicas de capital o recapitalizaciones. 'No sería una actitud prudente' cerrar la puerta a esta opción, dijo Fernández Ordóñez, quien añadió que en caso de que las haya, deberían ser 'temporales y condicionadas'. En todo caso, estas ayudas no deberían inquietar a los clientes de las entidades ni a sus acreedores, sólo a sus accionistas, porque el Estado tiene los mecanismos preparados para hacer frente a cualquier problema. El Banco de España intentará, lo primero, buscar soluciones privadas a los problemas que surjan para no tener que poner dinero público (el Fondo de Garantía de Depósitos es la principal vía), pero si no puede ser, será el Estado quien aporte los fondos necesarios.

Los principales problemas a los que se enfrenta el sector son la morosidad, dañada por la 'sangría' del paro; el encarecimiento de los costes de financiación del sector y la reducción del negocio por la menor concesión de crédito. Y ante esto, Fernández Ordóñez exigió a la banca una reestructuración. El sistema estaba dimensionado para crecimientos del crédito del 20% como en los últimos años, pero ahora va a tener cifras negativas, así que hay que acometer importantes ajustes, defendió el gobernador.

Con los datos de los tres últimos meses, el crédito está creciendo en España a tasas del 2,1% anual y parte de ese aumento ni siquiera son nuevas concesiones sino que se debe a que las empresas están tirando con intensidad de las líneas de crédito que ya tenían concedidas en el pasado. Fernández Ordóñez reconoció que el principal castigo de este parón lo están sufriendo las pymes. Para intentar moderar el frenazo y el daño a las empresas, pidió al Gobierno que ofrezca garantías a la banca de que va a cobrar los créditos que conceda a las empresas. Se trataría de avanzar y 'afinar' lo que ya se está haciendo con algunas líneas del ICO, en las que el Estado asume parte de los riesgos y de la morosidad.

Además, Fernández Ordóñez pidió que las medidas que se tomen para la recuperación del sistema financiero sean consensuadas a nivel mundial porque el nacionalismo económico podría llevarnos a otra Gran Depresión, alertó.