Obama dice que la intervención en Libia fue necesaria y que "no va traicionar lo que somos"
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El presidente de EEUU, Barack Obama, lanzó una encendida defensa de las operaciones militares aliadas en Libia, al asegurar que mantenerse al margen "hubiera acarreado un gran precio" moral y estratégico y "hubiera traicionado lo que somos".
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En un discurso en la Universidad Nacional de Defensa, en las afueras de Washington, Obama aseguró que desde que comenzaron las operaciones, el pasado 18 de marzo, los aliados han conseguido detener "el avance mortal" de las tropas del dictador libio, Muamar el Gadafi.
Hasta el momento, EEUU ha llevado el liderazgo de la misión pero, en cumplimiento de la promesa de que la participación de este país sería limitada en el tiempo y en la intensidad, el próximo miércoles transferirá la responsabilidad de las operaciones a la OTAN, anunció el presidente estadounidense.
Obama indicó que "ha cumplido su promesa de que el papel de EEUU en la operación sería limitado, no desplegaría tropas de tierra y transferiría la responsabilidad a sus aliados.
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Pero EEUU no se retirará completamente y mantendrá su participación en operaciones de vigilancia y espionaje, por ejemplo, declaró.
El mandatario insistió en que la intervención para proteger a la población civil libia, por mandato de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, era necesaria, tanto desde el punto de vista moral como de la seguridad nacional estadounidense.
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"Dejar de lado la responsabilidad de EEUU como líder y, más profundamente, nuestras responsabilidades hacia otros seres humanos... hubiera sido una traición a quiénes somos", afirmó Obama, al recordar que la intervención ha permitido salvar "numerosas vidas", cuando el régimen de Gadafi amenazaba con entrar a sangre y fuego en los últimos reductos rebeldes.
Haberse abstenido de actuar, agregó, hubiera "acarreado un precio aún mayor para EEUU", pues, entre otras cosas, miles de refugiados procedentes de Libia hubieran ejercido una gran presión sobre los procesos de transición incipientes en los vecinos países de Egipto y Túnez.
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Además, la credibilidad de la ONU se hubiera visto en entredicho y "los nacientes impulsos democráticos" en la región se hubieran visto reemplazados por dictaduras "de la peor forma", pues los líderes represivos hubieran concluido que la mejor estrategia es aferrarse al poder por todos los medios.
Insistió en que Gadafi abandone el poder, pero descartó que las operaciones militares aliadas vayan a incluir su caída entre los objetivos de la misión, algo que consideró que representaría "un error".
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"Si intentáramos derrocar por la fuerza a Gadafi, nuestra coalición se dividiría" y aumentarían los riesgos para las tropas aliadas.