Nuevo escándalo de Lidl por apuntar las enfermedades de sus empleados
Los documentos fueron hallados por causalidad en un cubo de basura en la ciudad de Bochum (oeste del país)
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La cadena alemana de supermercados Lidl, con filiales en toda Europa, está nuevamente en el punto de mira por el uso indebido de informaciones sobre sus empleados.
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Tras el escándalo de espionaje a su plantilla destapado hace un año, ahora se ha desvelado que apuntaba todas las enfermedades de su empleados en fichas internas, algo que prohíbe la legislación alemana.
El nuevo caso ha sido desvelado por el semanario Der Spiegel que en su próxima edición del lunes publica varios ejemplos de lo que escribía la empresa en las citadas fichas.
Los documentos, hallados por causalidad en un cubo de basura en la ciudad de Bochum (oeste del país), hablan, por ejemplo, del caso de una empleada que se dio de baja porque "quiere quedarse embarazada y no ha funcionado la inseminación artificial".
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La anotaciones eran muy lacónicas, como el caso de otra baja en la que en "motivo de la enfermedad", simplemente decía: "psicólogo".
La ley alemana establece que los datos sobre la enfermedad de los empleados deben quedar únicamente en manos del seguro médico pero no del empleador.
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"El patrón no tiene por qué conocer el motivo de una enfermedad", subrayó el presidente de la Oficina Federal de Protección de Datos, Peter Schaar, en declaraciones a Der Spiegel.
La propia "Lidl" reconoció en un comunicado haber confeccionado estas fichas, pero aseguró que únicamente lo hizo para poder colocar a sus empleados en puestos más acordes a su estado de salud.
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El presidente de Lidl-Alemania, Frank-Michael Mros, aseguró que esta práctica se dejó de usar a finales del año pasado tras constatar que no se ajustaban a los reglamentos de la protección de datos.
Hace un año la compañía tuvo que confesar que había contratado los servicios de detectives para espiar el comportamiento de sus empleados.
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En muchas dependencias de la cadena de supermercados se habían instalado cámaras con las que no sólo se registraban los robos sino también todo tipo de movimientos de los empleados.
En los protocolos internos confeccionados con los datos de las cámaras figuraban, entre otros, la frecuencia con la que los trabajadores visitaban el servicio o las relaciones amorosas entre empleados.