La noche en la que empezó todo
Pau Gasol ha culminado con su título de la NBA la trayectoria del baloncesto español en la mejor liga del mundo que comenzó de la mano de Fernando Martín
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Aquella noche, España trasnochó. Se pegó al televisor para ver la consagración del sueño americano de Fernando Martín. Ese 31 de octubre de 1986, los que se frotaban los ojos acomodados en el sofá empezaron a odiar un tipo de mirada oblicua: Mike Schuler. El técnico de Portland nunca confió en aquel rookie al que en el campus de verano de los Nets, dos años antes, le apodaban Rambo. Sin embargo, aquel día se sintió en la obligación de hacerle debutar en la NBA. No por cuestiones tácticas, sino mediáticas. El staff de prensa de Portland recomendó la alineación de Martín para no frustrar el viaje de los tres periodistas españoles que habían cruzado el charco para contar la gesta. Apenas jugó dos minutos. La memoria recuerda que sustituyó a Vandeweghe y, antes de volver al banquillo, se peleó con Maurice Lucas, completó un pase y cogió el rebote que le inmortalizó, en la imagen de la derecha, junto a Tom Chambers.
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Su equipo cayó ante Seattle por 110-127. A aquella derrota le sucedieron otras. Y también triunfos. Pero eso era lo de menos. Porque cuando Fernando Martín llegó a la NBA, la lucha por el anillo era un debate entre los Lakers de Magic, Worthy o Abdul Jabbar y los Celtics de Bird, McHale o Parish. El madrileño aterrizó en Oregón para descifrar esa velocidad que tanto le había escuchado a hablar a Díaz Miguel después de sus temporadas de reflexión junto a Bobby Night. En esos dos minutos, el segundo europeo en convertirse en profesional Georgi Glouchkhov fue el pionero, supo que tendría que reeducar todos los argumentos que habían convencido a los scouters para ser elegido en la segunda ronda del draft de 1985 por New Jersey.
En el momento de su marcha a Portland, un año después, había muchas dudas sobre sus posibilidades. A pesar de medir 2,06 metros, Martín resultaba muy pequeño en su puesto para la NBA y demasiado lento para salir de la zona. Su fuerte era el gancho y no el tiro a media distancia que tanto le exigía Schuler. "Si Fernando midiese 2,13 como Romay, sería de los mejores pívots de la NBA. Estaría peleándose con Abdul-Jabbar y con su padre", reconocía Díaz Miguel en el invierno de 1986.
Eran todavía tiempos en los que la telefonía móvil ni se intuía. Y la comunicación instantánea por Internet, una quimera. A Fernando le costó adaptarse a la vida frenética de la NBA. A semanas de dormir sólo en camas de hoteles. A no poder disponer de un coche propio hasta cuatro meses después de aterrizar en Oregón.
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Cuentan que hasta un compañero (por llamarle de alguna forma) le dio mal la dirección de un campo de entrenamiento para que llegara tarde y que nadie se esforzaba en hablarle en un inglés más comprensible para un recién llegado. Pero Fernando nunca dudó de que tenía derecho a vivir esa oportunidad. Su estadística, en un mundo que ha cambiado el contacto personal por charlar en Facebook, resulta rácana. Veinticuatro partidos disputados. 146 minutos. 22 puntos. 28 rebotes. 9 asistencias. 7 robos. 20 pérdidas. 1 tapón. 24 personales. Sin embargo, esas cifras comenzaron a oradar la veta de oro que Pau explota desde el domingo.
Hasta llegar al anillo, Pau ha calcado algunos de los episodios que ya había adelantado Fernando Martín. La decisión del jugador de Sant Boi de aceptar la propuesta de los Grizzlies, que compró sus derechos a los Hawks, el equipo que le eligió en la tercera posición del draft de 2001, alteró su economía. Si el mítico 10 de la España de Díaz Miguel prefirió los 16 millones de pesetas que le ofrecía el profesionalismo frente a los 100 millones que le ofertaba el Madrid para seguir como amateur, Pau también perdió dinero. Apenas ganó dos millones y medio de dólares en sus tres primeros años en la NBA, bastante menos de lo que podía haber ganado en el Barça.
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En Memphis, Pau aprendió a perder como, en Portland, Fernando supo que ver partidos desde el banquillo no era su filosofía de baloncesto. Cuando la ciudad de Elvis Presley se rindió a la barba de Pau, este ya había empezado a construir muchos de los récords individuales que posee de la franquicia de Tenessee.
Su fichaje por los Lakers se consumó cuando la NBA ya se había convertido en la siguiente estación de la ACB. Las lesiones privaron a Raúl López convertirse en el heredero natural de Stockton. Calderón maneja el ataque de Toronto, como Garbajosa obligó a aprender al speaker del Air Canada Center a enumerar sus triples en castellano. Sergio Rodríguez se obstina en continuar en Portland, donde Rudy muestra que salta tanto como la genética de color. Navarro regresó a Barcelona harto de perder en Memphis, donde Marc se empeña en demostrar que vale tanto como su hermano mayor. Allí donde quiera que esté, Fernando se siente hoy orgulloso de su herencia.
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Fernando Martín Portland Trail Blazers 1986-87
Pau Gasol Memphis Grizzlies 2001-2008; Los Angeles Lakers 2008-
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Raúl López Utah Jazz 2002-03
José Manuel Calderón Toronto Raptors 2005-
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Jorge Garbajosa Toronto Raptors 2006-07
Sergio Rodríguez Portland Trail Blazers 2006-
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Juan Carlos Navarro Memphis Grizzlies 2007-08
Rudy Fernández Portland Trail Blazers 2008-
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Marc Gasol Memphis Grizzlies 2008-