Nicanor Parra cumple 95 años enclaustrado pero vital, creativo y vigente
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Enclaustrado en su casa de Las Cruces (región chilena de Valparaíso), pero envuelto por la creatividad profana e irreverente que cruza toda su obra, Nicanor Parra cumple hoy 95 años, convertido, según el crítico Harold Bloom, en uno de los mejores poetas de Occidente.
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Un calificativo que tomará forma en marzo del próximo año, cuando el creador de la antipoesía será homenajeado en el V Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebrará en el puerto de Valparaíso.
También, mientras conduce su viejo escarabajo Volkswagen por las calles de Las Cruces y la vecina Isla Negra, donde afina los últimos detalles de su "Anti Museo", da los últimos retoques a dos nuevos libros.
Se trata de "Cacha la hueá" y "El Marica de Shakespeare", títulos muy en la línea de los artefactos, verdaderos misiles poéticos que ha diseminado desde hace 40 años o más ("Si los maricones volaran/ no se vería la luz del sol"; "Yanquis sí, Cuba también").
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También contradictorios con su admiración por Shakespeare, aunque en rigor se declara más bien "Hamletiano" y trabaja en una traducción de esa tragedia, que seguirá a "Lear, rey & mendigo", que ha merecido el aplauso unánime de la crítica.
El hermano mayor de la folclorista Violeta Parra, que huye de las entrevistas ("me tergiversan todo"), pero recibe a estudiantes, admiradores y especialistas, espera además la publicación del segundo tomo de sus "Obras Completas & Algo Más" (Galaxia Gutenberg), anunciado para el primer semestre del 2010.
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Para entonces también debería tomar forma el proyecto de la editora española Carmen Balcells que, cautivada por Parra, a quien afilió como uno de sus representados, se propuso "dar a conocer en todo el mundo su obra, para vuestro bicentenario", comenzando por una antología a comienzos del 2010.
Nacido el 5 se septiembre de 1914 en San Fabián de Allico y el mayor de nueve hermanos artistas, Nicanor Parra llegó en 1932 a Santiago, estudió Física en el Instituto Pedagógico y después en Estados Unidos e Inglaterra, adonde llegó a cursar un doctorado en Cosmología en Oxford, donde en cambio estudió Literatura.
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El año 2000, la Universidad de Oxford distinguió con el "Honorary Fellow" a este chileno, admirado por Bob Dylan, Alan Ginsberg y Roberto Bolaño, que en 1954 revolucionó la poesía con la publicación de "Poemas y Antipoemas", donde proclamó que "durante 50 años la poesía han sido el paraíso del tonto solemne".
Preguntado tras su éxito si buscaba ser el mejor poeta de Chile, respondió que "no, me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra", en alusión a Pablo Neruda que en ese entonces ya vivía en esa localidad de la costa central de Chile.
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También se refirió a Neruda y a otros grandes poetas chilenos cuando proclamó: "No a la poesía de pequeño Dios (por Vicente Huidobro). No a la poesía de toro furioso (por Pablo de Rokha). No a la poesía de vaca sagrada (por Neruda)".
En 1969 ganó el Premio Nacional de Literatura y publicó "Obra Gruesa", después la izquierda rompió con él por tomar té en la Casa Blanca con la esposa del presidente estadounidense Richard Nixon, se declaró ecologista y continuó creando.
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"Artefactos" (1972), "Sermones y prédicas del Cristo de Elqui" (1977), "Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui" (1979), "Chistes para desorientar a la policía" (1983), "Coplas de Navidad" (1983), "Poesía política" (1983), "Hojas de Parra" (1985) "Poemas para combatir la calvicie" (1993), son algunas de sus obras.
También "Páginas en blanco (2001), "Lear Rey & Mendigo" (2004), "Obras completas I & algo +" (2006) y "Discursos de Sobremesa" (2006).
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Un largo camino poético, en el que alguna vez se declaró agotado ("Yo quería seguir poetizando,/ pero se me terminó la inspiración") o desencantado ("Ya no me queda nada por decir,/ todo lo que tenía que decir,/ Ha sido dicho no sé cuántas veces).
A 95 años de nacido, Parra trabaja y se da tiempo para otear la tumbas de Vicente Huidobro y de Pablo Neruda, visibles desde su casa de Las Cruces, quiere desafiar al Papa a pelear y reivindica un antiguo artefacto alusivo a Dios: "ese güeón sí que la Kgó".
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Acaba también de debutar en el cine, en el recién estrenado documental "Retrato de un antipoeta", de Víctor Jiménez, que lo siguió cámara en mano durante diez años.
"Antes de ver este documental yo pensaba que era guapo", dijo tras ver el filme el poeta, alejado de la descripción de sí mismo que hizo en "Epitafio":
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"De estatura mediana (...). Flaco de nacimiento, aunque devoto de la buena mesa. De mejillas escuálidas y de más bien abundantes orejas. Con un rostro cuadrado en que los ojos se abren apenas y una nariz de boxeador mulato (...). Ni muy listo ni tonto de remate. Fui lo que fui. Una mezcla de vinagre y aceite de comer. ¡Un embutido de ángel y bestia!".