"Si hace un par de décadas me hubieran jurado que la música de los años ochenta se vendería como churros, no me lo habría creído", así comienza Juan Manuel Corral el libro "New Wave & Post-Punk. De Depeche Mode a Franz Ferdinand", en el que analiza el panorama musical desde 1978 hasta la actualidad.

Ya fuera en Inglaterra o en Estados Unidos, 1978 significó el progresivo desvanecimiento del punk y más tarde su muerte, pero a cambio, supuso también el nacimiento de una "nueva ola" de músicos con vocación punk que abandonaron los tres acordes para experimentar con los teclados.

De este modo, en "New Wave & Post-Punk. De Depeche Mode a Franz Ferdinand", Juan Manuel Corral, con otros especialistas musicales como David Álvarez, Ivar Muñoz Rojas, Paco Fernández y Daniel Cabeza, nos presentan el devenir musical del género separando por un lado el "sueño británico" de la ola americana, en la que las cosas fueron algo diferentes.

La fugaz existencia de los Sex Pistols debido a la mala relación entre el cantante Johnny Rotten y MacLaren, el 'manager' del grupo, fue suficiente para encender la mecha del fin de este estilo en el Reino Unido y que los artistas que antes deseaban reflejarse en él decidiesen buscar otros caminos para comunicar sus ideas. Fruto de ese deseo de cambio surgirían grupos como Public Image Limited (PIL), Joy Division o Gang Of Four.

En Estados Unidos la historia del post-punk no transcurría paralela. Allí el punk había comenzado antes con Los Ramones, Television o Blondie, que aventajaban en años a los Sex Pistols, Damned o The Clash, y el neoyorquino CBGB ya había visto nacer entre sus paredes a grupos que más tarde formarían parte de la historia de la música.

De hecho, para los críticos americanos, Johnny Rotten y el resto de guerrilleros británicos no eran más que imitaciones 'infantiles' de clásicos estadounidenses como Iggy Pop o New York Dolls.