Rafael Nadal, Fernando Verdasco, Nicolás Almagro y una genial Carla Suárez, que parece que ha adquirido la madurez necesaria para estar entre las mejores, tienen ya plaza asegurada para los octavos de final de Roland Garros, y ésta última billete para los JJ.OO. de Pekín.

La jornada estuvo marcada por el desmarque de Verdasco respecto al debate abierto contra el presidente de la Federación Española de Tenis, y las posturas de los jugadores ante la reunión de la Comisión Interterritorial de mañana sábado en Madrid, mediante un nuevo comunicado que no firmaron Verdasco ni Tommy Robredo. Pero también por las victorias de los cuatro, sobre todo las de Verdasco y Almagro, en plena lucha por una plaza para los JJ.OO. algo que logró con pleno derecho la canaria Suárez.

Nadal cumplió su objetivo y venció al finlandés Jarkko Nieminen, por 6-1, 6-3 y 6-1, y aunque quizás deseara ahora a un rival diestro tras vencer a tres ya en el camino, le viene ahora el cuarto, Verdasco, que superó en un gran partido al ruso Mijail Youznhy, por 7-6 (5), 5-7, 7-5 y 6-1. La ventaja es para Nadal, con un abrumador 7-0 ante el madrileño. Verdasco sabe que para seguir aspirando al billete de Pekín tiene que vencer al mejor del mundo sobre tierra, que lleva 24 partidos ganados en Roland Garros.

"Ahora toca disfrutar, jugar contra Rafa y dar lo mejor. Me lo planteo como un partido más y con nada que perder. El está en su torneo preferido", dijo Verdasco, "lo que tengo que hacer es impedir que tome la iniciativa con su derecha".

Sobre su lesión en el astrágalo derecho, producida durante el torneo de Roma y que sigue molestando, Verdasco fue consecuente: "Me va respetando, tengo molestias y lo noto", dijo.

El que no parece notar, ni el cansancio, ni el agobio, ni la presión por ser ahora mismo el jugador que más partidos lleva ganados sobre tierra batida esta temporada, con 28, es el murciano Almagro, que hoy cerró su duelo contra Youznhy con un genial pase de revés de espalda a la red, para enmarcar el 6-3, 6-7 (3), 6-3 y 7-5 final.

Tras rematar, nunca mejor dicho, la faena, Almagro hizo un gesto con el dedo, chupándoselo, que Murray no entendió, e incluso le pidió explicaciones en la red. "¿El chupete?, iba dedicado a tres personas de mi equipo, mi manager Albert Molina, que ha sido 'papi' recientemente, a mi hermano y mi cuñada que también han tenido a Lucia, y a Sandra, una amiga mía que va a tener un niño, y que no es mío eh", advirtió.

"Ahora estoy en octavos que es una ronda bonita para poder aprovecharla", dijo Almagro, quien dijo que ahora se siente mucho más fuerte mentalmente y "menos disperso". "Mi mejor psicólogo ha sido mi familia", aseguró, "ahora estoy por el buen camino y nada ni nadie me va a sacar de él".

Almagro, nuevo en octavos de final de París, se enfrentará ahora contra el francés Jeremy Chardy, invitado especial de la organización, verdugo antes del argentino David Nalbandian y que hoy dio cuenta del ruso Dmitry Tursunov, por 7-6, 6-3 y 6-4.

El cuarto polvorín que estalló fue el de Carla Suárez, que a pesar de que acabó algo agarrotada en los muslos, logró vencer a la australia Casey Dellacqua, por 6-3 y 6-3, un resultado que la catapulta del puesto 132, al 67 del mundo, una inyección de moral para ella, que empezó de la fase previa y que tras vencer a la francesa Amelie Mauresmo, parece lanzada en el torneo de su vida.

Con Carla Suárez en octavos, y si mañana Anabel Medina vence a la estonia Kaia Kanepi, el tenis español volvería a tener a dos representantes en octavos, por primera vez desde 2003, con Maria Luisa Serna, y Conchita Martínez.

"Estoy muy contenta porque para toda tenista es un orgullo representar a tu país en unos JJ.OO. Nunca lo esperaba me lo dijeron al terminar. He jugado puntos al límite y aunque he acabado con algunas molestias y sobrecarga en los muslos espero estar bien para el próximo partido", dijo Suárez.