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Moore, guitarras en trance y blues tabernario

El irlandés visita España y actúa hoy en el certamen Guitarra Madrid

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Algunos de los más grandes guitarristas del rock aún siguen con vida. Entre ellos, el irlandés Gary Moore, un hombre ajeno a las modas y que sólo vive para el blues, la música que le enamoró cuando su padre le regaló su primera guitarra, cuanto tenía 10 años. A los 14, ya la dominaba. Hoy, a los 57, Moore puede presumir de carrera y estilo propio. Dejó atrás el rock duro (participó en Thin Lizzy, banda seminal del hard rock de los 70) y ahora predica su virtuosismo en solitario. De gira por España, hoy actúa en el Palacio de los Deportes, en el marco del certamen Guitarra Madrid. Finalizará su gira mañana, en el otro gran festival de guitarra de nuestro país, en Barcelona.

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Moore genera admiración, agota entradas y deja las bocas abiertas con sus rasgueos impulsivos que continúan con punteos eternos, su particular trance. En 1990 publicó su mejor álbum, Still Got the Blues, en el que visitó un género que ya no le abandonaría: "El blues son mis raíces. Me ofrece algo distinto porque está relacionado con el sentimiento y no con la técnica. Es melancólico, pero te las puedes apañar para expresar algo más entusiasta y alegre. Aquí no está todo dicho", comentó ayer el artista en Madrid.

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Moore consiguió colarse en las listas éxitos británicas por primera vez en 1978, con el tema Parisienne Walkways. "Si eras guitarrista en los ochenta y querías tener una carrera, tenías que tocar rock duro. Pero descubrí que no pertenecía a ese mundo. Y no echo de menos nada de aquella etapa. Bueno, quizás las drogas... ¡pero es que se las quedaban los demás! Yo ya no soy aquel iracundo guitarrista. Además, en el rock duro ya se ha dicho todo", ironizó el músico.

En sus últimos discos, Moore versiona a clásicos como Chuck Berry, B.B. King y Muddy Waters. "Hoy día no hay músicos que puedan ser referentes dentro de dos décadas. No veo a nadie original porque la mayoría de los guitarristas de hoy escuchan más a sus influencias que a ellos mismos. Tienen que encontrar su lenguaje. Pero supongo que es normal: cuando empezaba, yo también sonaba como Eric Clapton".

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