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Montserrat deja sus mejores obras por primera vez para exhibirlas en Madrid

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Una obra de arte bien prestada "es un buen embajador", por eso el Museo de Montserrat ha permitido salir por primera vez del milenario monasterio benedictino cien de sus mejores obras para que cuelguen en una "muestra única", titulada "De Caravaggio a Picasso", en la sede del BBVA en Madrid.

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"Es la primera vez que hacemos algo así y tardaremos mucho en repetirlo porque vaciar un museo es muy complicado", asegura a Efe el director del Museo de Montserrat y comisario de la exposición, el padre Josep C. Laplana, que ha presentado hoy en rueda de prensa la muestra acompañado del director de comunicación del banco, Javier Ayuso, y del coordinador científico del catálogo, Francesc Fontbona.

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Acceder a sacar las obras del monasterio no obedece a que se cumpla ningún centenario ni a que haya motivos políticos o a una estrategia de márketing, sino a una serie de "circunstancias favorables", en las que la garantía de seguridad ha sido "esencial", según Laplana.

Tampoco implica que para montar la exposición, la más importante de las que organiza el BBVA anualmente, hayan vaciado o cerrado el Museo de Montserrat, situado en la montaña del mismo nombre de la comarca del Bagés (Barcelona), sino que ahora, y hasta que se clausure el 7 de diciembre la muestra en Madrid, han sacado "a jugar" en la abadía "al equipo B", "también capaz de ganar ligas".

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"Al principio era muy reacio a dejar cosas, era como si me arrancaran una muela, pero nos hemos dado cuenta de que tenemos que estar en el mundo y devolverle a la sociedad este patrimonio cultural", ha reconocido Laplana, a quien no acaba de satisfacerle cómo han quedado expuestas las obras porque a él le gusta que estén "muy juntitas" y ahora están "demasiado aparte".

"Nosotros habríamos preferido que hubiera diez obras más y así todos habríamos ganado", ha insistido el director, aunque admite un "equilibrio en la selección" que ha perseguido "no apabullar" al visitante.

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Caravaggio, Berruguete, Tiepolo, Monet, Sisley, Pisarro, Degas, Rusiñol, Casas y Nonell son algunos de los pintores representados, pero el plato fuerte, lo que da fisonomía propia al museo catalán, es la colección de los siglos XIX y XX, además de cuatro obras de Picasso y tres de Dalí.

El recorrido comienza con piezas del siglo XII y continúa con tardogóticas y del primer Renacimiento como "Construcción de una iglesia" de Nicolás Francés o "Nacimiento de la Virgen" de Pedro Berruguete.

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"San Jerónimo Penitente", una obra maestra De Caravagio restaurada hace poco en el Prado; el "Retrato de Lafontaine", una de las pocas obras de Rigaud en colecciones españolas; "Un pobre chiquillo", el trágico retrato que hizo Isidre Nonell de un niño sin infancia; o los catálogos que pintó Picasso cuando tenía 13 años son algunas de las "joyas" que han salido de los muros del monasterio.

La abadía, fundada en 1025 por el Abad de Ripoll y constituida en un símbolo para Catalunya, tiene en relación al arte dos periodos muy diferenciados, ya que con la Guerra de la Independencia y la Desamortización perdió la mayoría de su patrimonio pero, desde la construcción del Museo, en 1962, ha logrado recopilar un valioso conjunto artístico, en torno a 1.300 piezas, procedente, en su mayor parte, de donaciones particulares.

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Francesc Fontbona ha destacado, especialmente, las donaciones de Josep Sala, un centenario que optó por dejar su colección a Montserrat porque no le convencían las condiciones de los museos catalanes y gracias al que cambió "totalmente" el enfoque del de la abadía, y de Xavier Busquets, un arquitecto que tenía la "cruz de hierro" de los alemanes pero que se hizo amigo de Picasso y compró obras en toda Europa.

Ahora es "normal", según Laplana, que las familias burguesas catalanas hagan donaciones de piezas importantes a Montserrat y evitar así "luchas entre los herederos".

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Josep M.Soler, el Abad del monasterio, "un lugar que divide el tiempo por abades y no por décadas", inaugurará esta tarde la exposición junto al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el presidente del BBVA, Francisco González.

Concha Barrigós.

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