Un modelo con riesgo de colapso
El intrincado sistema de cruce de intereses del grupo amenaza con crear un efecto dominó
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La idea de Gerardo Díaz Ferrán y su socio, Gonzalo Pascual, de crear una red de empresas que se dieran servicio y cobertura mutua está a punto de sucumbir. Mercurio, por ejemplo, nació para atender a las empresas de autobuses del grupo a finales de los ochenta, porque pocas aseguradoras ofrecían un producto tan específico a buen precio. El modelo se repite en el resto del grupo, que abarca empresas de limpieza, hoteles y aerolíneas, como Air Comet, que crean sinergias con el buque insignia, Viajes Marsans. Pero en la virtud de estas compañías está su principal defecto: dependen de un sólo cliente y si no le van bien las cosas, los pilares tiemblan, en una especie de efecto dominó. La falta de negocio afecta al resto de la red por la maraña de participaciones cruzadas, que suelen ir acompañada de créditos y cesiones de unas empresas a otras.
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Mercurio sólo es propietaria al 100% de otra compañía, Mercury Buildings, creada ad hoc para gestionar su sede social. Sin embargo, esta filial tenía, según las cuentas de 2008, una deuda con su matriz de 3,8 millones de euros, generada cuando Mercurio se mudó a la nueva sede, y ha creado una situación difícil de resolver. El Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) intentará cobrar todas las deudas para lograr liquidez, pero al otro lado de este débito sólo encontrará a Mercurio.
Por otro lado, la compañía tiene como primer accionista (más de un 48%) a Autobuses Urbanos del Sur, una de las empresas más antiguas del conglomerado, que acaba de vender a su rival Avanza sus líneas en Madrid, su principal vía de ingresos. El otro accionista de referencia, Teinver (20,7%), es el principal dueño de Air Comet y la más perjudicada por su caída, ya que avaló 418 millones a la aerolínea.
La relación con Teinver llevó a Mercurio a otra operación financiera especial, por la que vendió a este accionista participaciones por valor de 4,1 millones y aceptó como pago unos pagarés y la antigua sede de Air Comet. La relación entre la aerolínea y Mercurio ha podido ser más estrecha. Según algunas fuentes, la aseguradora inyectó en ocasiones liquidez a Air Comet para mantenerla. Desprenderse de Mercurio sin ningún rédito puede dar el golpe de gracia a Teinver, que pierde activos por momentos y está quedando como un receptáculo de problemas.
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Por otro lado, Mercurio tiene inmuebles en las mejores zonas de algunas capitales de provincia, que alquila a Marsans. La necesidad de liquidez de la aseguradora hará que el CCS intente vender estos edificios, por lo que las empresas de Díaz Ferrán pueden quedarse sin sede en varias ciudades.
Mercurio también tiene un hotel en Vista Nova (Baleares), pero según las cuentas de 2008 tiene una hipoteca de más de tres millones, lo que hará que su venta apenas dé beneficios. El inquilino del hotel es otra empresa del grupo, Hotetur. La posibilidad de perder oficinas e incluso hoteles puede llevar al extremo la situación de Marsans.
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Es el problema de la concentración de riesgos. La empresa de limpieza especializada en aeropuertos ya se ha quedado prácticamente sin qué limpiar. La propia Mercurio había perdido parte de su clientela con la venta de las concesiones de autobuses. Y las agencias de viajes no tienen aerolínea con la que trabajar. Un modelo de negocio en colapso.