Tras una caminata de más o menos un kilómetro por un sendero entre el bosque y las laderas, ligeramente ascendente, llegamos a lo alto de un lugar prominente, en el que se enseñorea un peñasco solitario. En el abrigo de una de sus paredes se nos aparece el marcado dibujo de un individuo ancestral, tal vez la imagen de un ídolo.

Sobre una de las caras del peñasco, protegidas en parte de la erosión por un resalte de la roca, se conservan dos agrupaciones aparentemente diferenciadas de dibujos. Por un lado, numerosas figuras muy esquemáticas, realizadas en un color rojizo, una de ellas con un gran bastón, y diferentes puntos rojos cuya interpretación nos es hoy en día desconocida. Mientras que en el extremo derecho de la pared aún sorprende al que se acerca el llamado ídolo de Peña Tú.

Mide algo más de un metro de alto y parece ser la representación esquemática, casi abstracta, de un ser antropomorfo compuesto gráficamente mediante una combinación de puntos, círculos y pequeñas rayas. Se aprecia el trazado de un cuerpo revestido con algún tipo de ropaje, posiblemente ritual. El ídolo es un ejemplo extraordinario de arte neolítico que contrasta con el resto del conjunto. Junto a él se dibujó otro grabado que podría representar un arma, tal vez una espada o un puñal, en alusión a la masculinidad y poder del individuo representado, acaso un temido jefe o un feroz guerrero.

En el área en el que está enclavado el peñasco han ido aflorando numerosos vestigios y monumentos funerarios. Es posible que el lugar fuera escogido para el enterramiento de un personaje singular en un momento, unos 2.000 años antes de Cristo, en el que el hombre empezaba a tener en cuenta su relación con la muerte.

Para salvaguardar este rico patrimonio, para seguir estudiándolo en profundidad y para divulgarlo, se ha levantado un Aula de Interpretación de Peña Tú a los pies de la sierra que el ídolo corona. El aula se plantea como un paseo por aquella lejana época, a través del cual se intenta explicar la vida de aquellos antiguos pobladores. Mediante paneles, audiovisuales y pantallas táctiles interactivas se reconstruyen sus formas de vida. Al visitante le queda la sensación de haber intentado revivir un periodo apasionante, lejanísimo, envuelto todavía en la subyugante neblina del misterio.