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Miles de libaneses salen a la calle para dar el último adiós a los muertos en el atentado

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Miles de libaneses se echaron hoy a la calle para dar el último adiós a los muertos del atentado ayer en Beirut contra un responsable de los servicios de Inteligencia, Wisan Eid, cuyo funeral se celebró en una jornada de luto nacional.

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Cinco personas, entre ellos el capitán Eid y su guardaespaldas, el sargento jefe Usama Machjur Merheb, fallecieron en el ataque perpetrado con un coche bomba, que estalló al paso de su vehículo en el barrio de Chevrolet-Hazmiya, en el este de Beirut.

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Los funerales comenzaron hacia las 09.00 hora local (07.00 GMT) cuando los restos mortales de Eid y Merheb fueron sacados en dos féretros envueltos con la bandera libanesa del hospital Hotel Dieu de France en Beirut, mientras una banda de música tocaba la marcha fúnebre.

Los ataúdes fueron llevados a la sede general de las Fuerzas de Seguridad Interior de la Policía (servicios de Inteligencia), a las que pertenecía Eid, enfrente del centro sanitario, donde se congregaron compañeros y familiares.

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En su discurso, el jefe de la Policía, Ashraf Rifi, se refirió a Eid y a Francois Hajj, fallecido en otro atentado en diciembre pasado y posible sucesor del máximo responsable del Ejército, Michel Sleiman, en caso de que éste accediera a la presidencia.

Rifi dijo que "los criminales los tomaron (a Eid y Hajj) por traición, creyendo que iban a mermar nuestra determinación de defender al Líbano, pero se hacen ilusiones".

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"En nombre de los dos héroes que lucharon contra los enemigos del Líbano, prometemos continuar esta batalla sin importarnos los sacrificios (...) luchando hasta la victoria del Líbano", aseguró.

Eid y su guardaespaldas fueron condecorados a título póstumo con varias medallas.

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Tras el acto en Beirut, un convoy con los dos féretros salió con destino a la ciudad septentrional de Trípoli, de donde era originario Merheb y donde les esperaban miles de personas.

Un sentimiento de dolor, impotencia y al mismo tiempo orgullo prevalecía entre los presentes que coreaban: "el mártir es el preferido de Dios" y "Dios está contigo Wisan", al tiempo que efectuaban disparos al aire.

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La mezquita de Taynal, en Trípoli, fue escenario de una ceremonia religiosa oficiada por el jeque Hassan Mirreb, quien clamó venganza: "Debe derramarse la sangre de aquellos que la derraman".

Los restos mortales de Merheb fueron enterrados en un cementerio en Trípoli, mientras que el féretro de Eid fue llevado a su aldea natal Deir Ammar, en la región septentrional de Akkar, en cuya entrada lucía una banderola blanca con la leyenda "Adiós al señor de los mártires".

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Los vecinos de la aldea abarrotaron las calles para dar el último dios a Eid, sobre cuyo ataúd cayó una lluvia de arroz y de flores, que arrojaban a su paso mujeres con lágrimas en los ojos.

En el camino del ataúd al cementerio, pudieron escucharse frases contra Siria y el régimen del presidente Bachar al Asad.

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Deir Ammar se encuentra muy cerca del campo de refugiados palestinos de Nahar el Bared, donde Eid desempeñó un papel importante en el triunfo del Ejército contra el grupo radical suní Fatah al Islam.

De 32 años y de credo suní, Eid colaboraba también con el Comité Internacional que investiga el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, en febrero del 2005, y de otras personalidades antisirias.

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Eid fue objetivo de atentados en otras dos ocasiones anteriores, de los que salió ileso.

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