¿Por qué me roban la cartera?
El neurocientífico Manuel Martín-Loeches crea una herramienta que mide la propensión de una persona a ser atracada por los carteristas
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A cualquiera nos pueden robar la cartera o el móvil en un momento determinado. Pero algunas personas son más vulnerables a los carteristas que otras, tienen más posibilidades de que los ladrones le quiten lo que es suyo. Eso no es noticia, pero sí lo es que esa vulnerabilidad a los cacos se puede medir mediante un índice o coeficiente que indica con bastante precisión y rigor científico la probabilidad que tenemos de que algún día nos roben. Es lo que su creador, el neurocientífico Manuel Martín-Loeches, llama el "coeficiente de robabilidad".
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Martín-Loeches ha desarrollado una aplicación que ha bautizado como el Distractómetro. Básicamente, esta herramienta mide mediante pruebas psicotécnicas la propensión a distraernos. Como explica su creador, "el cerebro humano, en ocasiones, deja de atender lo que sería conveniente. Es lo que llamamos un despiste. Los carteristas lo saben, por eso usan técnicas para desviar nuestro foco de atención y así sustraernos los objetos más fácilmente".
Aunque, como reconoce Martín Loeches, el distractómetro aún necesita algunos ajustes, su creador defiende la fiabilidad de la misma. Para diseñar El Distractómetro, el doctor Martín-Loeches seleccionó siete variables que afectan significativamente a la atención, factores concretos de la personalidad de cada individuo que pueden predecir la vulnerabilidad individual a la distracción. Esos factores son cinco: la atención, la capacidad de memoria operativa —son los dos factores básicos—, el modo habitual de pensamiento, la empatía y, finalmente, las emociones. Todos estos factores se pueden entrenar y así hacerse menos vulnerable a los robos.
Todas están interrelacionadas y tienen mucho que ver con las otras cuatro variables que afectan a la atención y que podían, en principio, ser predictores de la vulnerabilidad al carterismo. Para determinar cuáles de esas otras cuatro variables influían en una mayor o menor vulnerabilidad al carterismo se llevó a cabo una encuesta previa a mil personas analizando a aquellas que habían sido víctimas frente a otras que nunca lo habían sido. De esas cuatro variables se descartaron "influenciabilidad” y "calidad perceptiva" y se seleccionaron "modo habitual de pensamiento" y "emocionabilidad" para completar ese Coeficiente de Robabilidad de cada persona.
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El índice del distractómetro se establece en dos fases: una primera consiste en un test en el que a través de diversas preguntas se establece el grado de los cinco factores básicos; la segunda fase es más tecnológica: mide a través de unos sensores la respuesta galvánica de la piel el sudor y el latido. Todas estas pruebas psicotécnicas junto a la prueba galvánica dterminarán un índice entre 1 y 10 que determinará si somos propensos a convertirnos en víctima de un carterista. "El coeficiente es una cifra entre 1 y 10 que, de algún modo, nos indica si somos más o menos vulnerables o propensos a convertirnos en víctimas de un carterista", explican desde StopCarterismo, que ha habilitado una sección en la web para que la gente pueda hacer estas pruebas desde casa.
Y como el movimiento se demuestra andando, este jueves cualquier ciudadano que se acercara a la plaza de Callao podría someterse a la prueba del distráctometro. Bajo el patrocinio de la empresa de protección y servicios de asistencia CPP, empresa que encargó la herramienta a Martín Loeches, se podría saber qué posibilidad real tenemos de que nos quiten la cartera, un trago por el que han pasado un 39% de los madrileños y un 36% de los barceloneses, según una encuesta encaragada por esta empresa.
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La asociación Stop Carterismo también analiza los tipos de víctimas: hay hasta nueve. Los más vulnerables son los turistas y ancianos —objetivos predilectos de los carteristas— aunque también deben prestar especial atención a sus pertenencias quienes sean dormilones, mirones, cándidos, negligentes, achispados o presumidos.
Los carteristas, explica Martín Loeches, advierten con mucha facilidad si tenemos alguna de estas características que nos convierten en víctimas potenciales. "Los carteristas son especialistas en ser empáticos para sacar provecho", resume.
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Los robos más habituales se producen en lugares con gran afluencia de público, como las escaleras mecánicas del metro o las entradas a estos convoyes, o en lugares de ocio como estadios de fútbol o zonas de bares.
Por ello, Stop Carterismo recomienda ejercitar la atención para no m y extremar las precauciones para que, si nos convertimos en víctimas, no tengamos después que preguntarnos aquello de "por qué me tuvo que pasar a mí".