Joan Coscubiela (Barcelona, 1954) es diputado nuevo en esta X Legislatura pero almacena una larga experiencia política. Licenciado en derecho, es profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la prestigiosa escuala ESADE de Barcelona y fue secretario general de CC OO en Cataluña entre 1995 y 2008. Se define como hijo de la cultura política del PSUC y, sobre todo, activista social. Miembro de la ejecutiva de Iniciativa per Catalunya- Verds (ICV), es portavoz adjunto del grupo parlamentario La Izquierda Plural y en esa condición llamó - 'a la cara', como le gusta decir - corrupto a Rajoy en el debate parlamentario sobre el caso Bárcenas. En poco tiempo se ha convertido en uno de los referentes de la izquierda en el arco parlamentario.
Ya se ha cruzado el ecuador de la legislatura. ¿Qué juicio le merece estos más de dos años que han transcurrido?
Negativo, sobre todo por el impacto que tiene sobre la gente que está siendo dramático. También por el retroceso en las libertades democráticas y la degradación de las instituciones, entre ellas el Congreso de los Diputados que está siendo víctima de la mayoría absolutista del PP.
Usted es un diputado novato en esta legislatura, ¿qué sensación acumula de la actividad parlamentaria en este tiempo?
Agridulce..., porque creo que he podido hacer aquello que me comprometí con los ciudadanos que es traer la voz de la gente, de la calle, de los barrios, de los centros de trabajo; en ese aspecto la sensación es positiva. Y tengo también una sensación negativa porque la mayoría absolutista del PP la cargó la ciudadanía un día y la ha disparado el Gobierno durante estos dos años y medio de una manera brutal... . Hay dos imágenes que definen mi percepción del parlamento en este tiempo: una, un parlamento secuestrado por esa mayoría absoluta del PP; y dos, la rutina parlamentaria al servicio del bipartidismo. Siempre hay un precedente que ayuda a esa situación....
En esta legislatura, su grupo tiene un peso mayor que en las inmediatas anteriores. ¿Les ha frustrado ese crecimiento la mayoría absoluta del PP?
Desde la perspectiva del trabajo y de la percepción que tiene la ciudadanía de él he de decir que no. Creo que las expectativas de crecimiento que muestran las encuestas reflejan el trabajo que hacemos. Pero la ciudadanía debe ser muy consciente que el trabajo que podemos realizar los parlamentarios de izquierda ante la mayoría absolutista de la derecha es muy relativo. Pero a pesar de eso creo que hemos estado en los grandes debates, apoyando las movilizaciones y presentando alternativas.
¿Cabe concluir, pues, que las mayorías absolutas no son convenientes para la salud democrática de una sociedad?
Las mayorías absolutas son legítimas porque emanan de la voluntad del pueblo, pero se acaban convirtiendo en la carcoma de la democracia; se la comen por dentro.
¿Qué puntuación le da a la calidad de la democracia española?
(medita unos largos segundos) Evaluaría dos cosas: la calidad de la democracia ejercida por los ciudadanos, como media-alta. La calidad de las instituciones, como muy baja...
¿Esa dicotomía tiene solución?
Debería tenerla. Lo dije en el debate sobre la propuesta del Parlament catalán: hay una fatiga del pacto constitucional de 1978. Es imprescindible abordar un proceso que refuerce la participación directa de los ciudadanos..., está en el artículo 23 de la Constitución, pero no se ha desarrollado, no hay mecanismos para ser ejercidos...
¿Cómo debería ser?
Hay muchos mecanismos..., exigir que se utilice más la fórmula del referéndum en las decisiones..., por ejemplo ¡no permitir la reforma del artículo 135 de la Constitución sin pedir opinión a la ciudadanía! Un defecto de la democracia es no implicar más a los ciudadanos en la elaboración de las leyes. O sea, habría que hacer modificaciones constitucionales que reforzaran la participación de la ciudadanía, también en el control de las instituciones. Otro aspecto es reforzar la división de poderes. Un ejemplo: que las mayorías absolutas puedan modificar las leyes, es lógico, pero no las reglas del juego..., es lo que ha hecho el PP con el nuevo Consejo General del Poder Judicial, la reforma estatutaria en Castilla-La Mancha que acaba con la democracia parlamentaria porque hasta el 14% no se puede acceder a la cámara. Son barbaridades... Fíjese, si el PP no quiere pues no comparece un ministro ante el parlamento. La ciudadanía también debe ser conciente de que no se puede mirar hacia otro lado como ha pasado en Valencia o en Madrid... Y los medios de comunicación no juegan el papel que tienen en una sociedad democrática de ejercer como conciencia crítica, de contrapoder; hacen justo lo contrario, refuerzan aún más el poder económico y el poder político existente. Esas tres cosas: reformas constitucionales, conciencia ciudadana, papel de los medios de comunicación. ¡Casi nada!.
¿Qué es lo mejor y lo peor del parlamentarismo español en estos momentos?
Lo peor a mi entender es que la rutina del bipartidismo ha llevado a que los debates se celebren dentro de una burbuja, aunque no es una percepción totalmente generalizada, ¡eh!. Me sorprende lo que les llega a molestar a algunos el hecho de usar el lenguaje de la calle frente a ese lenguaje esotérico de médico que solo entiende otro médico. Espero que no me pase a mí y si me pasa será el momento de irse a casa, pero muchas veces se emplea el debate político para políticos y, ¡ojo!, a eso también contribuye el periodismo parlamentario. Lo mejor..., vamos a ver..., (ríe por lo que tarda en contestar) creo que es que todavía es posible para algunos diputados, pese a las rigideces reglamentarias y las mayorías, llevar la voz de la ciudadanía. Existe esa posibilidad.
¿El modelo del grupo La Izquierda Plural es operativo?
Sí. Y, además, creo que es políticamente el futuro. La aparición de opciones diferentes, en ocasiones con énfasis en aspectos puntuales, corre el riesgo de ser un camino no operativo. Hay que ir pensando en que unidad no es unicidad sino diversidad. Una izquierda alternativa diferente al PSOE solo va a ser posible desde algo que yo le he puesto el nombre, entre mis amigos, de `confederación ibérica de izquierdas alternativas ´, un poco parafraseando a la CEDA ... Creo que va a ser así. En el grupo, sin perder nadie el perfil, es posible un trabajo conjunto y poder mostrar opciones diferenciadas, pero no mucho más que en otros grupos compactos. Eso, seguramente, requiere más trabajo pero tiene una ventaja, que nos tenemos que convencer; en otros grupos uno manda y los otros obedecen.
Usted llamó corrupto a Rajoy en el debate sobre el caso Bárcenas. ¿Mantiene todavía ese adjetivo.
Sí, sí, por supuesto. Es un corrupto políticamente. Los últimos datos conocidos lo confirman. Rajoy comenzó incumpliendo todo su programa electoral y, luego, con su actuación se desprende que es colaborador necesario y cómplice de comportamientos que los tribunales están persiguiendo como delitos.
¿Qué siente cuando escucha `no nos representan ´?
En una manifestación del movimiento 15-M, siendo ya diputado, estuve oyendo durante mucho tiempo detrás de mí ese grito y durante todo ese tiempo no me sentí aludido, como si se lo dijeran a otros. Eso me tranquilizó porque no me siento componente de la castra política. Yo no he cambiado ni uno solo de mis hábitos de conducta anteriores a ser diputado. En una ocasión una persona se me acercó y me felicitó ¡porque estaba comprando en Lidl!. Es verdad que la gente tiene la percepción de que los políticos estamos muy alejados de la calle, que los diputados somos como alienígenas. En eso tiene mucho que ver la derecha y la caverna con la campaña contra la actividad política.
¿Esto del nacionalismo cómo lo lleva alguien profundamente internacionalista como usted?
Yo no soy nacionalista. Pero yo que vengo de la cultura del PSUC sé que no es posible tener un proyecto social y democrático que no tenga en Cataluña su dimensión nacional; y nacional y nacionalista no son la misma cosa, ¡eh!..
Después del debate del pasado martes, ¿qué va a pasar en la relación entre Cataluña y el resto de España?
No lo sé. Habrá que ver cómo evolucionan las cosas, dar tiempo. Si mucha gente insiste, sobre todo el PP, en considerar el conflicto como un gran yacimiento de votos en España pues... vamos una situación muy complicada, muy complicada. El monstruo que ha ido creando en PP con sus campañas y maniobras puede llegar a ser ingobernable en el caso de que quiera cambiar su estrategia. Será un drama.
¿No les crea problemas aparecer de la mano con CiU?
No, no vamos de la mano. Fíjese bien, el martes se pudo ver que compartimos la proposición que vino del Parlament pero la explicación que dimos no tuvo nada que ver con ninguno de los otros dos. Hay una expresión que espero que los españoles escucharan bien. Dijo Joan Herrera que no venía 'a hablar ni de linajes, ni de sangres, ni de identidades, vengo a hablarles del derecho democrático a poder opinar'. En nuestro proyecto político hay unos aspectos que coinciden con CiU y con ERC, pero nosotros somos la punta de lanza de la oposición al Govern de CiU. ERC es el apoyo del Govern y ahora el PSC ha votado con CiU en el proyecto de Barcelona World y el cambio de la ley del juego. Nuestro modelo de Estado no se ciñe a la forma sino al modelo de sociedad.
Usted es experto en derecho del trabajo, ¿qué evaluación hace de dos años de la reforma laboral del PP?
Horrorosa. Se han cumplido todas las previsiones. La primera es que la reforma laboral no tenía como objetivo crear empleo sino presionar a la baja los salarios y permitir que el ajuste de la crisis se hiciera vía salarial, y sobre todo, otra previsión: aprovechar la crisis para imponer unas contrarreformas que debilitaran la posición de los trabajadores en la negociación colectiva. El Gobierno mintió con los objetivos porque había unos declarados y otros ocultos. Cuando se ha ejecutado el paro es brutal y el crecimiento de empleo es estadístico, es decir a tiempo parcial, con bajo salario, precariedad.
¿Es un análisis de político o de sindicalista?
No, es un análisis basado en cómo yo entiendo la política.
¿Echa de menos su etapa de líder sindical?
La verdad es que yo cuando me implico en una cosa lo hago de corazón y por lo tanto la actividad de diputado la hago muy a gusto, pese a la frustración que a veces conlleva. De mi etapa de sindicalista echo en falta dos cosas, que intento superar: hablar de cosas muy concretas de la calle y luego una cosa que en el sindicalismo es muy importante y no es otra que no pasan tres días sin que una actuación tuya haya tenido una incidencia, eso en política no pasa y menos con esta mayoría absolutista. Proximidad e inmediatez en el retorno de tu trabajo, sí.
¿Cree que un próximo Gobierno progresista sería capaz de reconducir el actual estado de cosas?
Tres respuestas. Primera: si no lo pensara querría decir que la política no tendría sentido. Segunda: no es fácil porque la profundidad del abismo en la que nos ha metido Rajoy es tal que subir a la superficie no será fácil, no. Tercera: va a depender de los ciudadanos y de la mayoría que den a esa posible mayoría progresista, y también del equilibrio interno de esa mayoría. Por entendernos, que no sea PSOE y acompañantes sino que la izquierda alternativa tenga fuerza para condicionar esas políticas progresistas.
¿Ve posible que ICV participe en un Gobierno de coalición con el PSOE sin el liderazgo de Rubalcaba?
En política seis meses es una era geológica y los futuribles tienen poco sentido antes de que hablen los ciudadanos...
... se lo planteo en el caso de que lo posibilitara la aritmética parlamentaria
Mi opinión es que si uno se presenta a las elecciones para cambiar las cosas y los ciudadanos le dan votos en cantidad suficiente tiene que utilizar esa representación para el fin de cambiar el Gobierno. Y hay que hacer lo posible para que eso sea así. Ahora bien, en este caso el orden de los factores sí altera el producto: primero las elecciones, después hablan los ciudadanos y en función de los resultados se ve si eso es posible o no. Cambiar el orden no da buenos resultados.
Exponga un par de medidas que a su juicio generarían de una forma rápida puestos de trabajo
Dos grandes bloques de medidas: la financiación bancaria, especialmente para PYMES, y una reforma fiscal que redujera el diferencial de 90.000 millones de euros que tenemos hoy de ingresos fiscales en relación a la media de la UE. Son dos medidas a los dos pilares de la economía, la iniciativa privada y el sector público como impulsor de la economía. La complementación de esos dos impulsos serian claves...
¿Por qué no se aplican?
Porque en España, desde la reforma fiscal de Fernández Ordóñez, el hermano mayor, no Miguel Ángel, el sistema fiscal siguió una evolución hasta el año 1993; desde entonces ha ido en retroceso y no ha habido ningún Gobierno que hayan puesto la reforma fiscal en el centro de las prioridades. Al contrario, Solbes, Rato, de nuevo Solbes y Salgado tienen la misma política fiscal. Por otra parte, con la crisis el Gobierno ha rescatado al sector financiero y ha renunciado a crear una potente banca pública con visión social y evitar un oligopolio financiero que generará una exclusión social también en este ámbito.
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