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El Mallorca se deja la Champions

Los de Manzano no aprovechan la derrota del Sevilla ante el Barcelona

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El Mallorca no supo aprovechar la derrota del Sevilla y perdió en Riazor por culpa de la falta de puntería de sus delanteros. En la primera parte el equipo de Manzano demostró por qué se está jugando la Champions hasta el último día. Lo del Mallorca fue una rifa de ocasiones generadas a través de una propuesta futbolística a la que el Depor no llega. Más de media docena de veces, siempre Webó y Aduriz, especialmente este último, pudieron perforar la meta de Aranzubía. Aduriz estrelló una en el larguero, pero es que luego los dos puntas remataron fuera a puerta vacía.

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Tal sucesión de pifias le dieron vidilla al equipo de Lotina que, guiado por Valerón, equilibró el partido y cerró la primera parte con un remate de Riki al larguero. El Mallorca se murió en la segunda parte y el Depor le dio la vuelta al partido. Valerón le puso un balón de oro a Riki para que ganase el partido y acabase con una racha de once sin ganar. La mejor noticia para el cierre de temporada de los coruñeses fue la reaparición de Luis Filipe que volvió después de su rotura de tibia en enero.

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Nada se jugaba el Valencia, todo el Villarreal. Y se notó. Pasado el cuarto de hora, los castellonenses tenían el partido en el bolsillo. Rossi y Llorente adelantaron a su equipo, mientras los blanquinegros se limitaban a pasar por ahí. Con Silva y Villa descansando de cara al Mundial, sus compañeros siguieron el ejemplo, tomándose el encuentro a título de inventario. Sólo las expulsiones de Llorente y Capdevila, de forma incomprensible, caldearon los ánimos. El árbitro, que se hinchó a tarjetas, metió revoluciones a un partido hasta entonces previsible.

Pero el Madrigal fue un balneario, porque el Villarreal marcó pronto y porque el Valencia jugó siempre relajado, sin tensión, paseándose. Zigic y Fernandes tuvieron claras oportunidades para restar diferencias, pero las fallaron cándidamente. La grada, llena de globos amarillos, festejó la victoria y despidió a Javi Venta y Pires, que abandonan el club. El Villarreal cumplió y apura sus opciones europeas, a expensas de lo que haga el Getafe. / SALVA TORRES

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La afición del Espanyol despidió anoche a una leyenda del club y puso punto y final a un ciclo que comenzó un 23 de marzo de 1997 con el debut en el primer equipo de Tamudo. Paradójicamente, la despedida del ex capitán fue frente a Osasuna, club que le pretende para la próxima temporada. El delirio blanquiazul llegó en el minuto 61, cuando Tamudo, que comenzó el choque desde el banquillo, sustituyó a Iván Alonso. Cornellà se vino abajo. La afición perica entró en trance coreando su nombre. Pero la locura llegaría con el pitido final, el que permitió que el nombre de Tamudo entrara definitivamente con letras de oro en la historia del Espanyol. En el marcador se proyectó un vídeo con imágenes de Tamudo, quien dio la vuelta al campo vitoreado y con lágrimas en los ojos.

Osasuna, con la permanencia asegurada, perdió tras haberse anticipado en el marcador gracias a un gol de Vadocz. En el segundo tiempo, el conjunto catalán salió como una apisonadora, y Forlín y Osvaldo certificaron la victoria y la permanencia./ IVÁN JIMÉNEZ

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Pese al juego de apariencias, hubo partido. Se esperaba una narración placentera, un partido marcado por la anécdota y el disfraz, pero algunos, sobre todo los locales, salieron respondones. La fiesta se prometía inmensa y la crónica señaló un ambiente en el que algunos encontraron, de nuevo, su lugar en la orla. Ganaron importancia y se sintieron en la alfombra roja.

Sumaba minutos el partido y De las Cuevas emergía. A la escasa sustancia expuesta en el primer acto, le abofeteó en la reanudación con soltura. Marcó con una clarividencia descomunal y se acordó de su cuña para no celebrarlo. La amnesia con la que circulaban los colchoneros puso mucho de su parte.Sin cuestionarse los méritos, los de Preciado se encogieron apelando a las contras. Fueron los asturianos más militantes que nunca de un estado de vértigo. Hasta que llegaron los miedos habituales tras el gol de Ibrahima. Un error defensivo, el enésimo en Liga, lo propició. Antes, Asenjo se lesionó 12 minutos después de recobrar el puesto. Está gafado. / ÁNGEL GARCÍA

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