Maazel y Dika triunfan en una versión conceptual de "Madame Butterfly"
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Lorin Maazel, que reaparecía como director musical de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y la soprano ucraniana Oksana Dyka han sido los triunfadores de una versión conceptual de la ópera "Madama Butterfly", de Giacomo Puccini, representada hoy en el Palau de les Arts de Valencia.
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La puesta en escena del cineasta Mariusz Trelinsky huyó del exotismo y de los excesos coloristas de la ambientación oriental, para centrarse en el juego de colores (negro, blanco, rojo y azul), para describir los sentimientos de cada una de las escenas de esta ópera ambientada en la ciudad japonesa de Nagasaki,
En esta versión, producida por el Teatro Wielki de Varsovia en 1999, Trelinsky se ha permitido varias licencias, como situar la casa comprada por Pinkerton (el oficial de la Armada norteamericana) cerca de la bahía, lo que le permitió una entrada de Madama Butterfly en el primer acto a bordo de una falúa (en vez de las sombrillas en lo alto de la colina), o que el sacerdote bonzo apareciera junto a una gran cabeza de dragón, suspendido en las alturas.
El segundo y tercer acto tuvieron una inteligente resolución cinematográfica, con escenas elevadas en el foro, que permitieron una visualización en "cinemascope", como la llegada del príncipe Yamadori o la lectura de la carta que realiza el cónsul Sharpless.
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A destacar también la consumación del matrimonio (al final del primer acto), y la representación de la figura del dolor a lo largo de toda la obra, aunque el planteamiento conceptual hizo desaparecer la mayor parte de los objetos del atrezo, con la única excepción de la daga con la que Cio-cio-san consumará el hara-hiri.
La parte más figurativa y oriental fueron la formación de la casa para los esponsales y los altares con los budas, en especial el del acto tercero en los momentos previos al hara-kiri de Butterfly, que compitieron en belleza plástica con la escena de pescadores del final del segundo acto, con el coro a boca cerrada.
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Oksana Dyka, la soprano ucraniana, conquistó al público valenciano por su fuerza dramática, la calidez y firmeza de su voz, aunque en el primer acto le faltó un punto de inocencia para bordar el papel de la todavía ingenua Cio-cio-san, la geisha conocida como Madama Butterfly.
De gran dulzura y apasionamiento fue su aria "un bel di vedremo", del acto segundo, mientras que desgarradora y trágica fue su aria final "Tu, tu, piccolo iddio".
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El tenor Misha Didyk, también ucraniano, fue un Pinkerton de voz justa y poco convincente en su frívola e inconsciente relación con la joven Butterfly, por lo que tuvo que escuchar algunas tibias muestras de desaprobación al final de la función.
Tuvieron una destacada actuación tanto la mezzosoprano Marianna Pizzolato como Suzuki, la fiel y abnegada sirviente; el barítono Gevorg Hakobyan, como Sharpless, el cónsul americano, y el tenor Emilio Sánchez, como el casamentero Goro.
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El gran triunfador de la noche fue sin duda Lorin Maazel, el director musical que volvía al Palau de les Arts ocho meses después de su inicial finalización de contrato y su posterior renovación por dos temporadas más.
Maazel, al frente de una Orquestra de la Comunitat Valenciana en plenas facultades, realizó una apasionada lectura que conjugó con maestría el lirismo y la fuerza dramática que desprende la partitura de "Madama Butterfly", una de las óperas más celebres de Puccini, representada ya hace dos temporadas en este mismo escenario aunque con una producción diferente.
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Entre el público que asistió a este estreno se encontraban el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, junto a la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt.