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La luna y cinco siglos de su embrujo, protagonista de una exposición

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Paneles medievales, instrumentos astronómicos, imágenes marianas, óleos románticos y fotografías futuristas ilustran en Colonia el embrujo lunar que el satélite terrestre ha ejercido sobre el hombre desde hace más de cinco siglos.

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Cuatrocientos años después de que el científico Galileo Galilei dirigiera su telescopio hacia la luna y cuarenta años después de que Neil Armstrong paseara por primera vez sobre ella, el museo Wallraf-Richartz ha organizado la primera exposición mundial dedicada a ese sugerente cuerpo celeste.

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Una selección de 150 objetos evidencian en "Der Mond" el singular embrujo ejercido por el astro a través de piezas que incluyen desde copias originales de los trabajos de Galilei (1564-1642), a la que está considerada la primera obra nocturna impresionista, "Luz de luna sobre el puerto de Boulogne" de Éduoard Manet (1832-1883).

"Teniendo en cuenta la fascinación que la luna ejerce en muchas personas, es sorprendente que no se le haya dedicado nunca una exposición ni a la iconografía del satélite ni a su historia como motivo artístico", explicó el director del museo y comisario de la muestra, Andreas Blühm.

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"Der Mond" (La Luna) no aspira a abarcar toda esa temática sino a hacer una "pequeña aportación" a través de una muestra que podrá visitarse en Colonia (oeste de Alemania) hasta el 16 de agosto.

"La invención del telescopio y de la fotografía, así como el auge de los viajes espaciales tripulados han abierto nuevas eras en la concepción que se tiene de la luna", señala el comisario en referencia a los tres grandes apartados en los que se divide la exhibición.

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El cuerpo celeste que fascinó a pensadores y artistas en el Renacimiento quedó apartado del imaginario pictórico de épocas posteriores hasta el surgimiento del romanticismo en el siglo XIX, un movimiento que recurrió con asiduidad a los paisajes nocturnos.

Según Blühm, el nuevo interés por la luna como motivo visual fue producto, por un lado, del deseo romántico de recrear minuciosamente la naturaleza y, por otro, de dotar a sus creaciones de una cierta aura de "inspiración divina".

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La agencia espacial estadounidense NASA, la conquista del espacio y las misiones Apollo suponen la vertiente más contemporánea de la recopilación, que incluye una fotografía dedicada por Neil Armstrong en la que se puede ver a su compañero de odisea Buzz Aldrin sobre la superficie lunar.

Fuerza sobrenatural y símbolo místico desde tiempos ancestrales, el orbe lunar se presenta ante el espectador bien sin artificios, a vista de telescopio, o bien cargada de misterio, entre la bruma de inquietantes paisajes nocturnos.

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Asociada desde antaño con lo siniestro y lo oculto, y emblema de seres como vampiros, hombres lobos y brujas, el níveo satélite se desprende en "Der Mond" de su vertiente más tétrica y se erige en objeto de seducción de artistas, soñadores, teólogos y científicos.

Jean François Millet, Felix Valloton, Jakob Phillip Hackert, Adolph Menzel y Caspar David Friedrich son algunos de los pintores presentes en la muestra que rindieron su paleta a los encantos del astro.

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La luna, que paradójicamente es una palabra de género masculino en alemán, despliega en la muestra su vinculación con lo femenino, por un lado, y con lo teológico, por otro, el grabado "La vida de María" de Alberto Durero (1471-1528), que da cuenta de la convención artística de mostrar a la Virgen sobre una media luna.

El séptimo arte cierra el recorrido artístico de "Der Mond" con la proyección del clásico "Viaje a la luna" de Georges Meliès de 1902, que sirvió de inspiración a obras emblemáticas posteriores como "La mujer de la luna" de Fritz Langs (1929) y "2001. Odisea en el espacio" de Stanley Kubrik (1968).

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