Luces y sombras
EEUU y China comienzan a enviar señales de recuperación, pero la economía española parece estar atravesando su peor momento
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La euforia suscitada por el acuerdo del G-20 de inyectar 1,1 billones de dólares a la economía global ha estado rodeada de un aluvión de datos económicos de lectura mixta. En EEUU se han visto algunos destellos de reactivación en el que, paradójicamente, puede ser el peor trimestre de la recesión en muchos países.
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Esta semana, un organismo internacional anunciará que el impacto de la crisis mundial en China comienza a ser contrarrestado por el plan de estímulo estatal y que el crecimiento está asegurado. Ya la reactivación del sector manufacturero en el gigante asiático en marzo había dado la primera luz verde a la recuperación.
El vicepresidente económico, Pedro Solbes, reconocía estas luces el pasado viernes en Praga ( "hay algún pequeño dato que permitiría pensar que la desaceleración se está parando"), pero también llamaba a la prudencia: "No hemos tocado fondo".
Con todo, los mercados internacionales enviaron en marzo al pesimismo de vacaciones (también en los primeros compases de abril) y las bolsas cerraron su primer mes del año en positivo. Pero, ¿de dónde vino este optimismo que se anticipó al resultado de la cumbre de Londres?
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Si la gripe comenzó al otro lado del Atlántico, el mercado también cree que de allí llegará la vacuna y los síntomas de mejoría en EEUU han servido de revulsivo. En concreto, ha sido mercado inmobiliario estadounidense, detonante de la mayor parte de los males que padece el sistema financiero, el que ha comenzado a soltar pequeñas píldoras de oxígeno. El consenso de los expertos cree que su recuperación mostrará la luz al final del túnel y ya se atisba algún destello.
El índice de precios que elabora la Agencia Federal de Vivienda (a partir de los precios de las casas que se compran mediante hipotecas concedidas por Freddie Mac o Fannie Mae, los dos gigantes hipotecarios estatales) mejoró en enero un 1,7% sobre diciembre. Esta es la primera subida intermensual del índice desde febrero de 2008. En el acumulado de los últimos doce meses, la caída del precio de la vivienda en EEUU estaría en un 6,3%, la más moderada en cinco meses.
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La importancia de este dato radica en que si los precios de la vivienda estadounidense se frenan, es decir, si se dejan de depreciar las casas que respaldan las hipotecas (basura o no), también se parará la sangría de impagos y revisiones a la baja en el precio de los activos bancarios.
Los analistas americanos creen que la bajada de los tipos de interés (que en EEUU se mantienen sobre el 0%) y el consiguiente descenso del precio de las hipotecas que está en mínimos históricos ha servido de acicate a la compra de inmuebles. Las nuevas facilidades para endeudarse dispararon en marzo las solicitudes de hipotecas.
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El repunte de la demanda se ha traducido en un aumento de las ventas de viviendas tanto nuevas (un 4,7%) como de segunda mano (5,1%) en febrero sobre enero. Pero sobre todo la buena noticia es que la actividad en la construcción se ha recuperado y en febrero se iniciaron un 22% más de casas que un año antes.
Aún queda por superar la prueba del índice Case-Shiller, que sigue el precio en el conjunto de las viviendas. El de enero fue desastroso (cayó un 19%) pero los indicadores de actividad de febrero y marzo, con subidas inesperadas de los pedidos a fábrica, apuntan a que la tendencia puede revertir en los próximos meses.
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En los países europeos afectados por la crisis inmobiliaria España, Reino Unido e Irlanda, principalmente, aún se tardará meses en atisbar la recuperación de la vivienda. Primero, porque la burbuja del ladrillo se desinfló casi un año después que en EEUU, y los precios no se han purgado (según el INE, en España los precios se recortaron en el cuarto trimestre de 2008 sólo un 5,4%). Los tipos de interés también iniciaron su descenso en Europa meses más tarde que al otro lado del charco.
En cualquier caso, los europeos también tienen razones para la esperanza, como la marcha del Euríbor. Su caída dibuja la recuperación de la confianza entre los bancos y el progresivo aumento de liquidez en el mercado. Los anuncios de los dos gigantes bancarios, Deutsche Bank y Credit Suisse, de que pueden finalizar 2009 siendo rentables, ha animado la marcha de las entidades financieras en bolsa.
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Sin embargo, uno de los principales indicadores de la marcha de la economía real, el paro, no deja de dar malas noticias. El jueves, se conoció que ya son 3,6 millones los desempleados en España y en EEUU la tasa de paro ha llegado al 8,5%, la más alta en 25 años.
Además, en España, la intervención de Caja Castilla-La Mancha ha empañado la situación del sector financiero, que según los expertos puede encontrarse con otra intervención en el corto plazo.
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Los indicadores de actividad españoles no sólo no remontan sino que marcan nuevos mínimos, como en el caso de la producción industrial. Las ventas del comercio y el sector servicios también ahondan en un pésimo diagnóstico para la economía española en este trimestre.
Tanto es así que el viernes el Banco de España publicó sus previsiones de crecimiento para el conjunto del año y pronosticó una caída del PIB del 3% para este ejercicio y, lo que es peor, una prolongación de la recesión hasta 2010 con otro recorte del 1%. De cumplirse las previsiones de la entidad, las sombras sobre la economía española se alargarían aún durante varios trimestres.
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