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La Ley antipiratería hace peligrar el apoyo de Hollywood a la reelección de Obama

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Hollywood está dispuesto a plantar cara a los opositores al polémico proyecto de ley antipiratería de EEUU, conocido como SOPA, una posición que comparten empleados y magnates del sector que amenazan incluso con retirar su apoyo financiero para la reelección de Barack Obama.

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La meca del cine, tradicionalmente afín al Partido Demócrata, ha mostrado su enfado esta semana después de que la Casa Blanca se decantase contra cualquier legislación que fomentara la censura en internet y tratara de extrapolar su aplicación más allá del territorio estadounidense.

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Precisamente, uno de los objetivos de SOPA es trascender el ámbito nacional y obligar a los motores de búsqueda, proveedores de dominios y empresas de publicidad de EEUU a bloquear los servicios de cualquier página web, sea del lugar que sea, cuando esté siendo investigada por publicar sin permiso material con "copyright".

La industria del cine, a través de la Motion Picture Association of America (MPAA), es una de las grandes promotoras de un endurecimiento de la legislación con el fin de proteger los derechos de autor en la red, donde estiman que cada año pierden más de 6.000 millones de dólares (unos 4.657 millones de euros) debido al uso ilegal de sus producciones.

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La intervención de la Casa Blanca pilló por sorpresa a numerosos ejecutivos de Hollywood y, según trascendió a la prensa el miércoles, el malestar con Obama llegó hasta el punto de que varios directivos han decidido ya terminar con sus donaciones al presidente estadounidense.

Esa pérdida de apoyos podría suponer una seria merma para la financiación de la campaña de reelección de Obama en 2012, quien visita con frecuencia Los Ángeles, especialmente en tiempo de comicios, para asistir a eventos de recaudación de fondos.

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El último paso de Obama por la ciudad californiana fue en octubre, cuando participó en un acto con destacados figuras latinas del espectáculo en casa de Antonio Banderas, y tomó parte en una cena organizada por Will Smith cuyo coste fue de 35.800 dólares (unos 27.800 euros) por persona.

No es la primera vez que Hollywood protesta contra la intromisión del Congreso. Hace unas décadas, la MPAA prefirió adoptar de forma voluntaria un sistema de clasificación de las películas, en vez de permitir que el Gobierno las regulase en aras de proteger a menores de edad.

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El proyecto de ley antipiratería ha encontrado muchos detractores y se ha convertido en una medida muy impopular que llevó incluso a que el miércoles tuviera lugar un "apagón" de un grupo de páginas web, entre ellas Wikipedia, para protestar por su tramitación.

Mientras Hollywood presiona a favor de la iniciativa, sus vecinos del norte de California, en Silicon Valley, tales como Google, Yahoo, Facebook, Amazon o eBay, se asociaron en la plataforma Netcoalition.com con el fin de frenar su aprobación en el Congreso el mes próximo.

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Así, todo parece indicar que, por ahora, las empresas de Silicon Valley, encabezadas por Google, van ganando la batalla de relaciones públicas en esta polémica, al argumentar que "SOPA" es sinónimo de "censura" de la web.

Con la idea de rebajar tensiones y encontrar puntos de acuerdo, el vicepresidente de EEUU, Joseph Biden, está estos días en California para reunirse con representantes del sector tecnológico y del entretenimiento, los dos más poderosos del estado.

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Para convertirse en ley, de todas maneras, la iniciativa tiene que ser aprobada por ambas cámaras del Congreso.

El principal autor de la medida en la Cámara de Representantes, el republicano Lamar Smith, ha dicho que el Comité Judicial, que él preside, la someterá a votación preliminar el mes próximo, aunque no precisó fecha.

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En el Senado, mientras tanto, la idea de sus promotores es iniciar el proceso de debate y votación a partir del martes próximo.

Por su parte, los sindicatos mayoritarios de Hollywood enviaron esta semana una carta de apoyo a los senadores Kirsten Gillibrand y Charles Schumer, para elogiar su defensa de la iniciativa a pesar de tener a la opinión pública en contra.

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Ambos senadores neoyorquinos vieron cómo el miércoles cientos de personas se manifestaron ante sus oficinas en la Gran Manzana quejándose de su respaldo a SOPA.

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