La lencería y el naranja, muy vivo, satinado o flúor, unieron el sábado los desfiles nocturnos de Loewe y de Gaultier, ambos con sus respectivas personalidades, nacionales e internacionales, como Jannet Jackson y Catherine Deneuve, Marisa de Borbón e Isabelle Preysler.

Dita von Teese y el duque de Lugo acudieron igualmente a sus citas con la primavera-verano 2010 de París, la primera ante el podium de Jean Paul Gaultier, para sentarse no muy lejos de la hermana de Mickael Jackson, cuyo paso por los salones del modisto francés provocó verdadero estrépito.

Tanto que hizo casi pasar desapercibida a la monumental actriz Catherine Deneuve, y a la famosa ex de Marilyn Manson, palidísima belleza especialista del 'striptease'.

Como los flashes de los fotógrafos, los gritos inusualmente entusiastas de decenas de admiradores a la salida del desfile de Gaultier eran para "Janet, Janet, Janet".

La artista salió acompañada de dos guardaespaldas tras haber disfrutado de una colección abierta en homenaje a Estados Unidos centrado en el tema vaquero, como hiciesen ya las propias pasarelas de Nueva York hace unos días, aquí con petos anchos, vestidos azul 'jean' y pantalones del mismo color, destrozados y desgarrados.

Siempre combinados con gorros a juego y sujetadores y otras lencerías de lujoso satén naranja, azul o verde.

La idea de utilizar la ropa interior como exterior no es desde luego nueva y hace una década tuvo su maestra y audaz promotora en Chantal Thomas, pero quizás tomó nuevo brío cuando hace unos meses John Galliano decidió inspirar en ella su última colección Christian Dior de alta costura.

Después, de Nueva York, Londres y Milán a París, abundan sujetadores, corsés y ligueros por todas partes, estos últimos utilizados hoy por Gaultier como una especie de cinturón colgante para, por ejemplo, un traje de chaqueta más bien clásico.

Con el modisto británico Stuart Vevers la pasarela de Loewe quedó bajo el dominio absoluto de la elegancia y la modernidad, hasta el más mínimo detalle de cada modelo y accesorio.

Empezando por el espectacular trabajo artesanal de la piel, con un efecto visual de encaje, cuando en realidad se trata de pura napa "supermantequillosa", según el término utilizado por el gremio.

Aquí hubo también rotundo homenaje, pero ante todo a Loewe, la legendaria firma española de costura y alta marroquinería fundada en 1846, por la que el modisto británico demostró con su arte profesar verdadero amor y dedicación.

Para el verano próximo, quiso celebrar el 35 aniversario del bolso Amazona, pieza de la mítica colección 'ante oro', de 1975, que fue uno de los primeros bolsos pensados para que la mujer moderna pudiese portarlo a cualquier hora del día, según subrayaron a Efe fuentes de la firma.

El deporte fue otro gran tema de inspiración en esta colección magistral, que sin abandonar el tradicional y sublime trabajo de Loewe en el terreno de la piel, el cuero y el ante, quiso ser visiblemente joven.

De ahí los efectos de transparencias, el uso de lencerías muy visibles, de vestidos-corsé de volantes, de mini-tops cruzados o los grandes collares en torno al cuello.

En cuanto al naranja, que Gaultier concentró en numerosos conjuntos y vestidos, con Loewe se destinó ante todo a pequeños pero esenciales detalles, como los botones flúor de una gabardina beige, las asas circulares de un bolso o algunos toques mínimos en gorros, viseras, conjuntos y accesorios.

Todo pensado para el máximo deleite de los sentidos, desde el Prêt-à-Porter de Stuart Vevers de indiscutible perfección, al lugar elegido para presentarlo, la Escuela de Medicina de París, junto a la plaza del Odeón, o el sofisticado cóctel ofrecido entre los cuatro pases de modelos organizados.

Mantener la especificidad española de Loewe es otro de los objetivos primordiales de la firma, propiedad del grupo francés LVMH, número uno del lujo mundial, como lo prueba el respaldo dado al trabajo del cuero y la piel y la presencia de conocidos invitados nacionales VIP (siglas en inglés de 'Persona Muy Importante').