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Para Juan Carlos Arce, al líder del POUM Andreu Nin "lo mató Stalin directamente"

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El escritor Juan Carlos Arce, tras adentrarse en su nueva novela "La noche desnuda" en los sucesos que rodearon el secuestro y posterior asesinato del líder del POUM, Andreu Nin, concluye que fue el dirigente ruso Josef Stalin quien directamente pidió su cabeza.

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Publicado por Ediciones B, este nuevo relato del ex letrado del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial es también un retrato del juicio al que fueron sometidos hace setenta años los compañeros de Nin en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y que, gracias al abogado defensor Rodríguez Revilla, acabó con los acusados librándose de la pena de muerte, a pesar de las coacciones que hubo, por falta de pruebas.

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Arce, acompañado por el creativo Lluís Juste de Nin, ha considerado hoy en rueda de prensa que este proceso "debería estudiarse en la Escuela Judicial, con sede en Barcelona, como una de las pruebas de la independencia judicial, en contraposición a los jueces de ahora que creen que son independientes porque pueden ir solos al lavabo".

En "La noche desnuda" se cruzan un desconcertado George Orwell, el autor de la mítica '1984' con la bailarina rusa Olga Tareeva, esposa de Nin, con otros personajes ficticios, en un momento histórico que, para Arce, "fue una vergüenza entonces y lo sigue siendo ahora".

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Con diversos guiños a acontecimientos de aquella época, sin disimular simpatías por algunos personajes y homenajes a otros, el autor de Albacete reconoce que siempre se sintió fascinado por la figura de Andreu Nin, un revolucionario que vivió diez años en Moscú y que cayó en desgracia a los ojos de Stalin tras decir en voz alta que en la Unión Soviética debía existir el derecho a expresarse libremente.

Juan Carlos Arce opina que con la desaparición de Nin, "un hombre honesto", torturado salvajemente en los alrededores de Alcalá de Henares, se fue "el mejor preparado, el más puro, el más intelectual y el más internacional de todos los revolucionarios españoles".

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Aunque ha advertido de que cuando trabaja en una novela de ficción con trasfondo histórico siempre se documenta y se empapa de la situación de la época, necesita, en un momento determinado, "cortar y tener puntos oscuros, porque es a partir de estos donde empieza la imaginación".

Precisamente, en este caso, fue el proceso judicial que vivieron dirigentes del POUM como Gorkin, Escuder, Rebull o Arquer lo que más le interesó, dedicándole la parte final del libro.

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Ha destacado que muchas de las anécdotas que cuenta son verídicas como que durante unos días los acusados pusieron encima de una silla una foto de Nin, que ya había desaparecido en el momento del proceso, convirtiéndose "de acusados en acusadores".

Juan Carlos Arce sostiene que fue la policía, "perfectamente integrada en el Partido Comunista de España, y los agentes secretos venidos directamente de Siberia y de otras partes de la Unión Soviética, los que mataron a Nin, después de quitarle la piel, torturarlo e incumplir todas las normas".

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Lluís Juste de Nin, cuyo bisabuelo era primo hermano del padre de Nin, ha pedido que esta novela se traduzca al catalán por su oportunidad y también por "su honestidad y sensibilidad".

Conocedor también de la vida y la trayectoria revolucionaria de Andreu Nin, Lluís Juste también cree que fueron los estalinistas sus asesinos, "una gente que no era comunista".

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