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Jean Genet vuelve a ramblear por el Barrio Chino

El último libro de Goytisolo incluye su correspondencia inédita con el escritor

LÍDIA PENELO

La vida de Juan Goytisolo quedó marcada en el otoño de 1955. Por aquel entonces, el escritor vivía en París, trabajaba para la editorial Gallimard e intentaba sacar el máximo jugo a su 'autoexilio'. Fue cuando conoció al escritor Jean Genet y desde ese momento su actitud quedó impregnada por la rebeldía de un hombre que practicó la provocación continua. 'Él ha sido mi única influencia adulta en el plano estrictamente moral', afirmó Goytisolo ayer en Barcelona durante la presentación de Genet en el Raval (Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores).

El libro recoge cuatro artículos que el escritor barcelonés ha escrito sobre Genet en distintas épocas. El colofón del breve volumen (145 páginas) es la correspondencia, hasta ahora inédita, que mantuvo entre 1958 y 1974 con el autor de Un cautivo enamorado. 'Una de sus mejores novelas, muy incomprendida y desgraciadamente mal traducida al español', según Goytisolo.

Un texto sobre las correrías de Genet en el Barrio Chino de los años treinta es el capítulo que abre el libro y le da el título. El Barrio Chino ahora Raval gozó de un gran prestigio literario tras la Primera Guerra Mundial. Sus calles eran un oasis para los integrantes del hampa. El libertinaje no tenía límites y la ciudad todavía no había sido castigada por ser republicana y nacionalista.

'La experiencia de Genet en Barcelona fue decisiva para él. Mendigó, robó, se prostituyó. Eso le dio una visión corrosiva y certera de aquel ambiente', argumentó el autor de Genet en el Raval, que siente también una atracción especial por la zona.

Las siete cartas que cierran el libro están cargadas de burla y sarcasmo. Encabezamientos como 'Juana la Maricona' o 'Querido Don Juan' muestran el espíritu jocoso del autor francés.

De esa correspondencia se han suprimido algunas líneas por no haber obtenido el permiso de las personas mencionadas. 'En ellas se expresa una tenaz misoginia de la que Genet nunca se curó', dice la introducción. 'Las cartas muestran las reacciones cotidianas de Genet. Tenía sus altibajos. Era de una honradez extrema en su moral. Su moral no era corriente', recordó Goytisolo.

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