La final de la NBA pondrá frente a frente al tres veces ganador del premio de Jugador Más Valioso, el alero de los Heat de Miami LeBron James, y al líder encestador en las últimas tres ligas, Kevin Durant, de los Thunder de Oklahoma City.

Se espera un mano a mano marcado por el equilibrio debido a la calidad de las estrellas.

Fuera de la cancha, James y Durant son excelentes amigos, aunque este detalle no les hace perder de vista el desafío de ganar por primera vez el anillo de campeones.

James sabe que sin un anillo de campeón su legado como jugador número uno estará cuestionado tras las frustraciones de las finales en 2007 y 2011. Para Durant lo mejor para su carrera puede llegar en la primera final a la que llega.

Ambos se conocen bien, saben de sus inquietudes y objetivos porque durante el cierre patronal se entrenaron juntos y se motivaron mutuamente.

Además forman parte del relevo generacional en la NBA tras la era dominada por Kobe Bryant, Tim Duncan, el alemán Dirk Nowitzki, Paul Pierce y Kevin Garnett, entre otros.

Vale la pena recordar que grandes amigos fuera del campo suelen ser los mayores rivales a la hora de la competición.

"Estábamos ansiosos por este desafío. Será una gran prueba para nosotros. Si somos buenos profesionales debemos mentalizarnos para enfrentarnos a los mejores y Kevin es excepcional", manifestó James.

La estrella de los Heat es un motor para los Heat.

"Nos impulsa con su voluntad. No damos por seguro el triunfo con su talento, voluntad o competitividad, pero su ayuda será de nuevo fundamental ante los Thunder", expresó su entrenador, Erik Spoelstra.

Sin embargo, Durant, de 23 años, llega a sus primera serie final con la proyección de ser el sucesor en el trono dejado por Michael Jordan, ya que su trayectoria ha sido muy similar, inclusive en la manera como fue relegado como segundo en el sorteo universitario.

Durant se ha ganado por méritos propios su condición de "mejor jugador del planeta" como lo definió el entrenador de los Spurs, Gregg Popovich.

Su objetivo es conseguir que los Thunder, que hace sólo tres años tenían marca perdedora de 23-59, pasen a ser campeones y dar bautizo así a la nueva dinastía dentro del mejor baloncesto del mundo.