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La izquierda abertzale y EA se unen por el fin de la violencia

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Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale ilegalizada escenificaron el domingo en Bilbao un acuerdo en el que establecen las bases "para un trabajo en común cuyo horizonte estratégico es la creación del estado vasco", y sitúan como prioridad "la desaparición de todo tipo de violencia", aunque sin hacer ninguna referencia concreta a ETA.

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El acto celebrado en el Palacio Euskalduna de Bilbao, y que reunió a unos 600 representantes de ambas formaciones, había generado cierta expectación ante la posibilidad de que hubiera algún mensaje a ETA para que asuma la nueva apuesta de la izquierda abertzale por las vías pacíficas y democráticas, o para que responda a la llamada Declaración de Bruselas.

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En este documento del pasado mes de marzo, mediadores internacionales reclamaban a la organización armada "un alto el fuego permanente y verificable".

En su último comunicado del pasado 4 de abril, en el que ETA daba su versión sobre el tiroteo en Francia en el que murió un policía francés, eludía responder a los mediadores internacionales y dejaba para posteriores comunicados el análisis de "las aportaciones y opiniones que han lanzado los agentes internacionales", aunque cuestionaba que "la desactivación de la respuesta armada" fuera a solucionar por sí sola el conflicto político.

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En el acto del Euskalduna, Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale rubricaron en presencia de representantes del Sinn Fein, del FPLP palestino, del grupo europeo ALE, o del N.VA de Flandes, invitados al acto, un acuerdo fruto de meses de negociaciones que señala como objetivo "la constitución de un estado vasco independiente en un escenario internacional", aunque no concretaron tampoco si esto incluiría acudir en coalición a unas futuras elecciones.

Sí dejaron claro su apuesta por las vías pacíficas, cuestión ya ratificada por las bases de la izquierda abertzale y publicitada por su dirección. Así, fueron contundentes al abogar por un proceso de diálogo pluripartito que debería desarrollarse basándose en los Principios Mitchell, reglas básicas propuestas por el senador estadounidense que sirvieron para encauzar el proceso de paz irlandés.

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En especial, el documento firmado el domingo se refiere "al compromiso exclusivo con las vías pacíficas para la resolución del conflicto" y al "compromiso con renunciar al uso de la violencia y al rechazo a todo intento por otros al uso de la fuerza o la amenaza de usarla para intentar influir en el curso o en el resultado de las negociaciones multipartitas".

ESCEPTICISMO

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El acuerdo entre formaciones que "proceden de tradiciones, experiencias y actuaciones políticas distintas e incluso en ocasiones muy contradictorias", según señala el propio documento, fue acogido con escepticismo.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que "los movimientos de Batasuna son para la galería".

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"ETA en este momento no está en acabar con la violencia, ETA en este momento está en reorganizarse", manifestó en Onda Cero, mientras que en otra entrevista en la Cadena SER dijo que la izquierda abertzale está "muy lejos" de convencer a ETA que abandone la violencia.

El presidente del PNV en Guipúzcoa, Joseba Egibar dijo en Beasain que el acuerdo llega tarde, al menos por parte de la izquierda abertzale, aunque podría suponer una primera disidencia con respecto a ETA.

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"Unilateralmente deciden apostar exclusivamente por vías pacíficas y democráticas, y si ETA no aviene a esa decisión, se constituirá en disidencia de la izquierda abertzale; eso es así", señaló.

Los socialistas, por su parte, consideran que las palabras no son suficientes a estas alturas y después de tantos procesos frustrados. Ayer, el lehendakari Patxi López ya advertía, tras participar en el homenaje a Eduardo Puelles, un año después de su asesinato por ETA, que "las palabras solas ya no bastan", porque "demasiadas veces las han utilizado como ariete para engañar a la ciudadanía".

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"Queremos hechos, y hechos claro, queremos que renuncien al apoyo del terrorismo y se sumen al conjunto de los demócratas para terminar cuanto antes con ETA", dijo el dirigente socialista.

En el seno del PSE hay, sin embargo al menos una opinión divergente, personificada en su presidente Jesús Egiguren, quien se muestra convencido de que la izquierda abertzale "han llegado a la conclusión de que es incompatible votos y armas y que por tanto su futuro depende la desaparición de ETA", según señaló en la SER.

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