Isabel Ordaz cree que "la sociedad no debe perder de vista el teatro para espejearse"
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La actriz Isabel Ordaz, que protagoniza desde el 27 de julio hasta el 7 de agosto la adaptación de "La asamblea de mujeres" de Aristófanes dirigida por Laila Ripoll en el Teatro Romano de Mérida, ha considerado que la sociedad no debe perder de vista el teatro, "para así espejearse".
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Así lo ha expresado en una entrevista concedida a Efe en su paso por la 57ª edición del Festival de Mérida, donde encarna a Praxágora, la heroína que lidera un grupo de mujeres que toman las riendas del poder.
Para Ordaz, el teatro es el "ojo de la sociedad" y una sociedad sin teatro estaría "secuestrada y sin autocrítica", ya que en la dramaturgia "está todo, es el reflejo de lo ejemplar y lo excepcional, pero también de esos espejos retorcidos de Valle Inclán, nuestra máscara y nuestra sinrazón".
En esta línea, ha explicitado que aunque no sea grato a veces ese reflejo que el teatro muestra, "no se debe perder ese rastro para espejearnos y, a veces, vapulearnos desde el arte como sociedad".
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A su juicio, es lo que ha sucedido con el movimiento 15-M, en el que la gente ha hecho "performances" en un momento determinado para hacerse "boca del pueblo y denunciar acciones de sus dirigentes".
La obra que representa estos días en Mérida está enmarcada en los años veinte del siglo pasado con un vestuario adecuado a la época que ha realizado Almudena Rodríguez Huertas y que en opinión de Isabel Ordaz "va a sorprender".
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No obstante, la versión del dramaturgo José Ramón Fernández de la comedia "La asamblea de mujeres" de Aristófanes dirigida por la madrileña Laila Ripoll ha aportado a Isabel Ordaz "matices que nunca antes había tocado" como actriz.
En lo personal, ha indicado que habrá que esperar a que pase el tiempo para reconocer qué posos le ha dejado "la inteligencia, la ternura, el fervor y la bravura" de su heroína cómica, Praxágora.
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"El teatro es una cosa muy difícil, además Aristófanes es un autor explosivo en toda su celebración, su populismo y su humor satírico", ha compartido Ordaz, quien se ha inspirado en las mujeres bravas italianas del neorrealismo, en los hermanos Marx y en Charles Chaplin para sacar adelante este trabajo.
En opinión de Ordaz, Aristófanes fue más allá de la comedia, pues empleó la sátira en un texto cuya "columna vertebral" sale adelante con un discurso político utópico, en el que se plantea que las mujeres han de ser las únicas administradoras de la República de Atenas para así mejorarla con un sistema de igualdad "protocomunista".
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La actriz protagonista ha advertido que este planteamiento desde la perspectiva aristofánica lleva aparejado un "escepticismo sobre la condición humana" que no ha privado a la función de "mucho divertimento, felicidad, music hall y charlestón", pero también de "mucho romanticismo de las soflamas de las sufragistas".
En esa mezcla es donde Isabel Ordaz dice haber construido el personaje de Praxágora trasladado a una época de entreguerras, con el que ha acudido a los payasos, el clown, "a esa cosa patética y exhuberante", para inspirarse.
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El nombre de Praxágora significa la que le gusta estar en la plaza, en el mercado, de manera que en Praxágora también hay un instinto comunitario que a Isabel Ordaz le ha tocado defender en "La asamblea de las mujeres" compaginándolo con la utopía.
Casi paralelamente, la actriz protagonista de esta función está trabajando en "Los días felices", de Samuel Beckett, cuya literatura ha calificado de "apuntar siempre hacia la trascendencia", y en la serie de televisión "La que se avecina", a la que regresado después de unos años apartada.
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Por Concha Hierro.