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Invitación a Vargas Llosa divide a políticos y escritores argentinos

EFE

La invitación a Mario Vargas Llosa para inaugurar en abril la Feria del Libro de Buenos Aires ha desatado una fuerte polémica en los círculos intelectuales y políticos de Argentina, donde la figura del escritor peruano es eje de controversias ideológicas e incluso literarias.

La decisión de la fundación El Libro, organizadora de la feria, de invitar al Premio Nobel de Literatura 2010 para encabezar el primer debate en la apertura al público del evento fue públicamente rechazada por varios intelectuales, entre ellos el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González.

También otros referentes de círculos culturales, en su mayoría próximos al oficialismo, como el filósofo y ensayista José Pablo Feinmann, se mostraron indignados por el hecho de que la mayor feria literaria del país sea abierta por un hombre que usualmente critica con dureza al Gobierno de Argentina y pidieron a los organizadores del encuentro que revisen su decisión.

La petición desató una andanada de comentarios a favor y en contra del Nobel peruano en las redes sociales, donde el tema se convirtió hoy en uno de los más comentados en Twitter en Argentina.

"Estoy azorada y avergonzada como argentina. Esta reacción de un grupo de intelectuales oficialistas es la de un nacionalismo bobo que se encuentra en la misma línea que la dictadura de Jorge Rafael Videla, que prohibió un libro de Vargas Llosa", dijo hoy a Efe la escritora e historiadora María Saenz Quesada.

La polémica saltó de los ámbitos intelectuales a la arena política y el propio jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, reconoció hoy que la presidenta argentina, Cristina Fernández, pidió a sus funcionarios poner freno a la polémica.

No obstante, el jefe de Gabinete tachó a Vargas Llosa de "fiel exponente de la derecha más reaccionaria jamás vista".

"Un talentoso escritor cuya ideología liberal lo ha llevado a manifestarse abiertamente en contra de los Gobiernos populares de la región y que no ha perdido oportunidad de insultar a nuestro Gobierno gratuitamente en varias ocasiones, no sería quizás la mejor elección para inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires", opinó.

Desde la oposición, no tardaron en apuntarse a la polémica y criticaron a los oficialistas, tanto intelectuales como funcionarios, por cuestionar la invitación.

"Es un acto de censura", consideró la diputada de la opositora Coalición Cívica, Patricia Bullrich, para quien rechazar la presencia del escritor "agravia a la cultura universal ya que desconoce la importancia literaria del Nobel de Literatura 2010 por primar supuestas cuestiones ideológicas".

Para poner paños fríos en la escalada, la Presidencia argentina publicó hoy en su sitio web declaraciones del secretario de Cultura, Jorge Coscia, en las que calificó como "válida" la polémica sobre la figura de Vargas Llosa pero no el rechazo a su presencia en una feria organizada por un ente no estatal con "derecho" a invitar a quien quiera.

El portavoz de la fundación El Libro, Carlos Pazos, dijo a Efe que "no hubo ninguna intencionalidad política" en invitar a Vargas Llosa a ser el escritor estrella" de la feria, a cuyos organizadores les pareció "magnífica" la idea de poder contar con la presencia de un Nobel, algo que no ocurre desde hace muchos años.

"Vargas Llosa estuvo en la feria de 2004, cuando el Gobierno era del mismo color que ahora y no pasó absolutamente nada", subrayó Pazos.

El escritor peruano había sido invitado a la inauguración oficial, prevista para el 20 de abril, pero "por problemas de su agenda" su participación quedó para el día siguiente, cuando dará una disertación magistral, comentó Pazos.

Aparte de la discusión ideológica sobre la figura de Vargas Llosa, esta polémica también ha reabierto el debate sobre la calidad de la obra literaria del escritor peruano y sus méritos para ganar el Nobel.

El escritor y crítico literario Roberto Ferro, que adhirió al manifiesto de Feinmann y otros intelectuales en contra de la invitación, opinó que el peruano tiene una obra novelística "notable" en una primera etapa, pero a partir de 1980 "decae y se repite".

"Vargas Llosa no tiene consenso en Argentina y no es considerado un intelectual brillante", señaló a Efe Ferro, profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Pero para Saenz Quesada, libros como "La ciudad y los perros" (1962) y "Conversación en La Catedral" (1969) ya bien le valían por su calidad el Nobel a Vargas Llosa.

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