India y Pakistán dieron hoy un paso para regularizar su diálogo al máximo nivel con el viaje a Nueva Delhi del presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, primero a la capital india de un jefe de Estado de su país en siete años.
Durante su estancia, Zardari invitó al primer ministro de la India, Manmohan Singh, a visitar Pakistán, en un encuentro en el que ambos abordaron todos los problemas de fondo que enfrentan a dos Estados que son rivales y las potencias nucleares del Sur de Asia.
"Pakistán quiere una mejor relación con la India", aseguró Zardari tras la entrevista, en una breve declaración a la prensa con Singh, que aprovechó la ocasión para precisar que ha aceptado la invitación y que el viaje se producirá "cuando sea conveniente".
"Estaré encantado de visitar Pakistán", apuntó Singh, que indicó que había tratado con Zardari "todos los asuntos de interés bilateral" -aunque no destacó ninguno-, y se limitó a afirmar que la reunión, de unos cuarenta minutos, había sido "muy satisfactoria".
Tras el encuentro, que Zardari y Singh celebraron a solas, ambos mandatarios almorzaron junto a sus respectivas delegaciones, antes de que el presidente paquistaní se desplazara por la tarde al santuario musulmán de Ajmer Sharif, al sur de la capital india.
El peregrinaje a ese lugar santo era el objetivo formal de la visita de Zardari, de apenas horas de duración y carácter privado pero en la que le acompañó un nutrido séquito de naturaleza política en el que figuró el ministro paquistaní de Interior, Rehman Malik.
El viaje estuvo precedido por el anuncio esta semana de Estados Unidos de poner precio a la captura del fundador del grupo cachemir Lashkar-e-Toiba (LeT), el paquistaní Hafiz Said, por la que Washington ha ofrecido una recompensa de diez millones de dólares.
La decisión norteamericana animó a la prensa y a la oposición india a reclamar a Singh que exigiera a Zardari la extradición de ese activista, principal exponente del terrorismo que tiene su origen en Cachemira, cuya soberanía se disputan India y Pakistán.
Entre otros ataques, a Said se le acusa en Nueva Delhi de estar detrás de los atentados de 2008 en Bombay, que causaron 166 muertos y condujeron a la suspensión del diálogo entre los dos países sobre esa disputa territorial, nudo gordiano de la relación bilateral.
Según fuentes diplomáticas indias, Singh planteó hoy el asunto a Zardari, que se habría mostrado partidario de someterlo a estudio.
La extradición de Said tendría, no obstante, un efecto desestabilizador en Pakistán, donde según fuentes de inteligencia el activista cachemir cuenta con el apoyo de los servicios secretos del Ejército, que gobierna en la sombra en Islamabad.
En la víspera del viaje de Zardari, el primer ministro paquistaní, Yousef Reza Guilani, descartó ayer un compromiso al respecto al advertir que "el asunto Said es de orden interno", en una declaración que recibió el inmediato respaldo de su presidente.
"Mi opinión sobre ese asunto no es otra que la de mi gobierno", afirmó Zardari solo horas antes de convertirse en el primer presidente paquistaní que pisa el territorio indio desde que en 2005 lo hiciera su predecesor, el general Pervez Musharraf.
Ante la previsible falta de acuerdo sobre la extradición de Said -y sobre el litigio territorial cachemir-, Zardari y Singh han buscado un terreno de entendimiento en la cooperación económica entre sus dos países, a la que acordaron dar un impulso.
A la reciente decisión del Gobierno de Islamabad de abrir su mercado a las importaciones indias, el de Nueva Delhi respondió hoy con el anuncio de que esta capital va a acoger una feria comercial en la que las firmas de servicios paquistaníes ofrecerán sus productos.
Ambos mandatarios también han trazado una hoja de ruta a largo plazo; a su almuerzo de hoy fueron invitados Rahul Gandhi y Bilawal Bhutto, delfines de las dos dinastías que han dominado gran parte de la vida política de India y Pakistán desde su independencia en 1947.
Tanto uno como el otro parecen llamados a desempeñar en el futuro la responsabilidad asumida por sus abuelos y padres al frente de sus países, que han librado tres guerras, en 1947, 1965 y 1971, aparte de algunos conflictos armados menores, en los últimos 65 años.
Según la agencia local IANS, Bilawal y Rahul comieron codo con codo, lo que el primero aprovechó para invitar al segundo a visitar asimismo Pakistán, algo que aceptó el joven Gandhi.
Por Alberto Masegosa
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