Un independiente con anclajes en el PP
López del Hierro, pareja de Cospedal, saltó de UCD a Metrovacesa y luego a CCM
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Habilidoso, afable, espléndido relaciones públicas y mejor negociador entre bambalinas. Con esos adjetivos, y eso dicen quienes le conocen, ha ido dibujando su retrato público Ignacio López del Hierro y Bravo desde que en 1977 Adolfo Suárez lo nombró gobernador civil de Toledo con 29 años.
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Treinta y dos años después, el hombre que desde finales de los noventa ha actuado como fiel escudero del promotor inmobiliario Joaquín Rivero, se ve ahora en el vórtice del huracán. La clave, su relación sentimental con María Dolores de Cospedal, número dos del PP. Y esa relación carecería de interés público de no ser porque fue siguiendo la directriz de Cospedal que López del Hierro salió de estampida, el pasado 16 de febrero y cuando ya se avizoraba la debacle, del consejo de la Corporación empresarial de Caja Castilla La Mancha (CCM Corporación), donde ocupaba un asiento desde 2007. El PP ordenó abandonar el barco so pretexto de que el proceso para la finalmente fallida fusión con Unicaja carecía de transparencia.
Vicepresidente de Bami ya en 1998, cuatro años antes de que Joaquín Rivero triunfara en su toma de control de la inmobiliaria vasca Metrovacesa, López del Hierro llegó al consejo de CCM Corporación gracias, al menos indirectamente, a su trayectoria en el mundo del ladrillo: en el consejo de Metrovacesa había compartido mesa con el socialista Juan Pedro Hernández Moltó, ex diputado y presidente de Caja Castilla La Mancha hasta su intervención por el Banco de España. El 26 de julio de 2007, el consejo de CCM Corporación acordaba la incorporación del empresario López del Hierro. Y Moltó le dedicó encendidos elogios: "Ha desarrollado dijo una larga y destacada carrera profesional en el sector inmobiliario español, como consejero ejecutivo de Bami y Metrovacesa". El propio López del Hierro subrayó ayer en declaraciones a Público que fue Moltó quien lo propuso para ese cargo, "y al PP le pareció bien". Otras versiones no contrastadas sostienen que fue Cospedal quien presionó en Caja Castilla La Mancha en favor del directivo.
Desde luego, Moltó acertó en definir como larga la carretera de este empresario con raíces sevillanas que "nunca" dice ha tenido carné del PP, partido al que pertenece su primo materno José María Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid y mentor político del ex edil de Vivienda Sigfrido Herráez, con quien Ignacio López del Hierro coincidió en el consejo editorial de la revista Negocio Inmobiliario. El mismo ucedista que saltó del Gobierno Civil de Toledo al de Sevilla era, en efecto, un hombre suficientemente habilidoso "y buena persona", dice un antiguo colaborador como para lograr en el bastión socialista andaluz la presidencia de la sociedad de desarrollo económico de esa comunidad (Soprea).
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En abril de 2005, la revista Tiempo desveló cómo dos años antes, el 10 de febrero de 2003, López del Hierro y su jefe Ramón Rivero se reunieron en la sede de Metrovacesa con Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, y Miguel Ángel Rodríguez, ex secretario de Estado de Comunicación. ¿De qué hablaron en aquella reunión? Según Rodríguez, que gusta de ser conocido por su acrónimo MAR, los jefes de Metrovacesa le hicieron una oferta para llevar la comunicación de la empresa, oferta que habría rechazado. Poco después de aquel encuentro, cambió de manos un importante paquete accionarial de Metrovacesa: el 7% que poseía el fondo de inversión Abu Dhabi pasó a manos de Domingo Díaz de Mera, socio de Miguel Ángel Rodríguez en otras empresas y cuyo aterrizaje permitió a Rivero apuntalar su toma de posiciones en Metrovacesa había adquirido sólo el 23,9% y esquivar la OPA lanzada por las sociedades italianas Quarta Ibérica y Astrim.
El anterior no es el único episodio que confirma la estrecha relación de López del Hierro con la constelación del PP. El propio Joaquín Rivero narró cómo fue su factótum y relaciones externas quien había acudido, en 2002, a Alejandro Agag en busca de ayuda para captar un socio internacional que conjurase el riesgo de pérdida de control de Metrovacesa. Rivero lo contó así en marzo de 2003: "Después de comprar las acciones del BBVA López del Hierro me comenta que Agag trabaja en un banco de negocios y que se ha ofrecido para buscarnos un socio internacional. Es entonces cuando yo conozco a Agag". La encomienda de Agag derivó en fracaso: los socios que buscó fueron quienes luego intentaron el asalto de Metrovacesa vía Opa. López del Hierro mantuvo incólume su fama de buen negociador.