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Ian Gibson dice que a Lorca le negaron su condición de gay hasta después de muerto

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El historiador Ian Gibson, autor de varios libros sobre Federico García Lorca, denunció hoy que al poeta granadino "hasta después de muerto le negaron su condición de gay, lo que no es justo ni correcto", y lamentó que la homofobia acabara con fuentes documentales, como cientos de cartas del poeta.

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En la presentación de "Lorca y el mundo gay" (Planeta), el biógrafo afirmó que "Lorca sin su condición homosexual y marginal no hubiera escrito su obra; ya es hora de que podamos ver al hombre entero", a la vez que reprochó el silencio sobre la cuestión por parte de críticos, de su familia y de muchos de sus amigos.

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Como ejemplo de este silencio puso las palabras de su sobrina, presidenta de la fundación que lleva su nombre, Laura García Lorca, quien recientemente ha dicho que en su casa no podía hablar del asunto, y el libro del hermano del poeta, Francisco, "Federico García Lorca y su mundo", que no hace ni una mención al tema.

Gibson dijo que su nuevo libro "es combativo" porque "la Iglesia lleva dos mil años machacando a los gays, hablando de crimen nefando y todo eso, y con la Iglesia hay que ser combativo, no con los puños y las pistolas, porque no somos fascistas, sino con el diálogo".

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De ahí que en la contraportada del libro haya puesto una imagen de San Miguel Alto que, señaló "es el San Miguel más gay del mundo", mientras que lamentó irónicamente: "Hubiera sido mejor que el mejor poeta español de todos los tiempos hubiera sido católico y macho; pero no".

A la pregunta de si su condición homosexual le condujo a la muerte, Gibson dijo que no hay manera de saberlo, pero que cree que pesó más la condición política, y aseguró que, tal vez por ser homosexual, "lo machacaron antes de matarlo, lo que es una razón más para localizar el cuerpo y comprobar si fue torturado".

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"No es morbo; yo no podría resistir la vista de sus restos, pero es imprescindible localizarlos; si la familia quiere que permanezcan allí, pues que queden allí después" de analizarlos, lo que consideró igualmente imprescindible para acabar con las especulaciones sobre dónde está realmente enterrado y para que, "de una vez, descanse en paz".

Aunque no le consta que lo haya hecho la familia de Lorca, el historiador afirmó que gente del entorno del poeta, así como del de Rafael Martínez Nadal, "han destrozado papeles, un montón", o la correspondencia que tuvo con Adolfo Salazar, cientos de cartas que se perdieron en el exilio, "una tragedia"·, en palabras de Gibson.

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Del cónsul chileno en Madrid Carlos Morla Lynch, íntimo amigo de Lorca, lamentó que sus nietas tengan previsto quemar "los 70 o 90 tomos (o cuadernos) de sus diarios".

Los diarios de Morla Lynch fueron publicados el año pasado por Renacimiento, pero Gibson afirmó que suponen una mínima parte de lo que dejó escrito Morla Lynch, con quien Lorca tuvo una "complicidad terrible", aunque no creyó que llegaran a más de la amistad porque "a Lorca le gustaban los muchachos" y no hombres del tipo de Morla.

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Como aportación biográfica del libro, su autor destacó el amor de Lorca por María Luisa Nátera, una niña de 15 años que él conoció cuando tenía 18 en el balneario de Lanjarón y con la que luego cruzó correspondencia, también perdida por la mano de un marido celoso o con miedo a los registros de los franquistas.

Este amor, que no pudo ser porque ambos eran muy jóvenes, marcará el que, según Gibson, será el tema central de la obra el granadino, el amor imposible, "el amor que no pudo ser", tema íntimamente ligado, otra vez, a su homosexualidad.

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