Huelga en Francia para exigir medidas de apoyo al empleo
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Cientos de miles de trabajadores franceses secundaban el jueves la huelga general convocada para expresar el descontento popular ante lo que los sindicatos dicen que son medidas insuficientes del Gobierno para hacer frente a la crisis económica.
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Los empleados de la compañía estatal de ferrocarriles comenzaron el paro a las 19:00 GMT del miércoles, pero las principales movilizaciones estaban planeadas para el jueves, y los sindicatos prevén que cientos de miles de trabajadores públicos y privados no acudan a trabajar.
La huelga no se debe a un solo tema, sino que pretende demostrar el temor al paro, el descontento ante las medidas de estímulo del presidente, Nicolas Sarkozy, y el resentimiento por los "especuladores" a quienes se culpa de la crisis económica.
"Necesitamos emitir un grito de disgusto", dijo François Chereque, líder del sindicato moderado CFDT.
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El transporte público, colegios, hospitales, correos, la compañía de electricidad, los tribunales y la televisión estatal eran sólo algunos de los sectores donde los sindicatos anunciaron que había una alta motivación para acudir a la huelga. Las encuestas mostraron un amplio apoyo popular.
En una extraña demostración de unidad, los ochos sindicatos nacionales hicieron un llamamiento conjunto a la huelga y una lista de demandas al Gobierno y a las empresas, a las que acusan de usar la crisis como pretexto para despedir trabajadores y recortar costes.
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Los sindicatos pretenden demostrar que Sarkozy, que dijo en julio que su nueva ley que establecía niveles de servicios mínimos en caso de huelga, había funcionado tan bien que "estos días, cuando hay una huelga, nadie lo nota".
"Aquellos que pensaban que ya no había un movimiento social visible van a tener la respuesta", dijo Bernard Thibault, responsable del sindicato de línea dura CGT, antes de los paros.
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Sarkozy desconcertó a los sindicatos durante su primer año y medio en el cargo, impulsando reformas de forma vertiginosa y rechazando las protestas callejeras por medidas impopulares, pero recientemente se le ha visto más cauto respecto a los conflictos sociales.
En diciembre, temeroso de que las revueltas juveniles griegas se extendieran a Francia, archivó una disputada reforma educativa tras las protestas de los adolescentes.
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También ha anunciado un paquete de estímulo económico por 26.000 millones de euros, centrado principalmente en alentar la inversión. Sin embargo, los sindicatos dicen que el Estado está haciendo demasiado por los bancos y las empresas y no lo bastante por la gente de a pie.
"Cuando hay un problema con los bancos, y como por milagro, el Estado encuentra los medios para ayudar al sector", dijo Jean-Claude Mailly, responsable del sindicato Force Ouvriere, a Reuters Television.
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"Cuando nosotros pedimos algo, se nos sigue diciendo que no hay dinero. Ese es el mensaje que no aceptamos", añadió.