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Un hogar para el amigo de Gaudí

El castillo-monasterio de Escornalbou, en Tarragona, fue la vivienda romántica del diplomático y escritor Eduard Toda. Hoy ofrece un repertorio de torres, capillas y miradores en una privilegiada ubicación natural.

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Difícil pasar junto a la colina de Santa Bárbara, en Tarragona, y no levantar la vista entre la impresión y la sorpresa hacia el castillo-monasterio de Escornalbou que la corona. Torres, capillas, miradores y su iglesia de Sant Miquel forman un conjunto en piedra rojiza que domina el campo tarraconense.

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Y si la primera visión ya no deja indiferente, conocer la historia de este edificio es confirmar que no sólo es su exterior lo interesante: Escornalbou tiene una historia centenaria en la que la leyenda y la realidad se fusionan. La primera dice que en 1162, en la batalla que tuvo lugar en la zona en la que se erige, participó San Miguel en persona. A él se dedicó la sobria iglesia románica que hoy forma parte del conjunto. La historia cuenta cómo por entre los muros del castillo-monasterio pasaron franciscanos, misioneros destinados a recorrer América y hasta el vicecónsul de Inglaterra en Tarragona, que adquirió la propiedad con el objetivo de explotar las cercanas minas de barita. Escornalbou, como todo aquello por quien el tiempo ha dejado su huella centenaria, también ha vivido malos momentos. Durante las guerras carlistas los liberales volaron parte de su iglesia; fue convertido en corral y se instaló en él una fábrica de moneda falsa. Incidentes, todos ellos, que fueron rebajando el esplendor del vigía del campo de Tarragona.

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Tuvo que llegar el año 1911 para que Eduard Toda, amigo de Gaudí y diplomático por tierras exóticas, adquiriese la propiedad y le devolviese parte de su antiguo brillo. Lo hizo, eso sí, con el coste de reinventar sus ruinas en clave romántica. Convirtió la antigua sala capitular románica en capilla, colocó el claustro a modo de mirador y eliminó el campanario y dos capillas laterales de la iglesia. En suma, transformó en gran medida el aspecto original del edificio.

A cambio dejó para la curiosidad de los visitantes la vivienda salida de tal reestructuración, en la que curiosear a través de sus dependencias, muebles originales y parte de su magnífica biblioteca, que dibujan el ambiente de una casa señorial de principios del siglo pasado. Del antiguo complejo de Escornalbou han quedado apenas partes de la sala capitular y el claustro con arcos de medio punto.

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