El hijo de Sarkozy cede ante el escándalo
Las acusaciones de nepotismo tanto en la derecha como en la izquierda fuerzan al vástago del presidente a renunciar a presidir el distrito parisiense de negocios
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La presión era demasiado fuerte y venía tanto de la izquierda como de la propia derecha. Por eso ayer por la noche, in extremis, el hijo del presidente francés, Jean Sarkozy, apodado Príncipe Jean, anunció que renunciaba a la presidencia del barrio de negocios de París, La Défense, un cargo al que, a sus 23 años y con el segundo curso de la licenciatura de Derecho sin aprobar, sólo podía aspirar gracias al nepotismo de su padre.
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El anuncio coincidió con los reveses que ayer sufrió Sarkozy en otro frente: su batalla judicial contra el ex primer ministro Dominique de Villepin, juzgado por el caso Clearstream, al que el presidente francés acusa de haberle implicado a sabiendas en un falso caso de corrupción, algo que no parece tan claro como sostiene el jefe del Estado francés.
Príncipe Jean tiene 23 años y estudia segundo de Derecho
"No estoy sordo, no estoy ciego", declaró el vástago de Nicolas Sarkozy en la que fue su primera comparecencia en una televisión nacional, la cadena pública France 2, como político. "No quiero una victoria mancillada por la sospecha", añadió.
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Se refería a la votación con aspiraciones de plebiscito, prevista para hoy mismo, que debía confirmar su nombramiento como uno más de los administradores de la jefatura del gran barrio de negocios de París. La entrada en el colegio de esa jefatura, según el escenario inicial, debía permitir después a Príncipe Jean su objetivo anunciado: izarse a la presidencia del barrio que gestiona las sedes de poderosas multinacionales afincadas en Francia.
"Se ha hablado de nepotismo, pero todos saben que no es así", afirma Jean
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"Se ha hablado de nepotismo, se ha hablado de nombramientos, pero todo el mundo comprendió que no era así", dijo. No obstante, reconoció que ahora "tiene que aprender" en política y que "irá ante los electores" para ganarlos.
Con un gesto de modestia que hace sólo unos días hubiera sido insólito, afirmó que simplemente va a proponer su candidatura como administrador.
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Con este giro de 180 grados, en este caso considerado de favoritismo flagrante que causó la rechifla hasta de la prensa china, el presidente francés dio una prueba del bache por el que está atravesando. Hace sólo unos días, cuando la polémica por el nepotismo hacia su hijo era imparable, Sarkozy padre había dicho: "No cejaré en este asunto". Luego, la revelación de que había intervenido personalmente para modificar un decreto y facilitar el ascenso del joven sin diploma complicó el esquema.
El caso Cleastream contra Villepin se está volviendo contra Sarkozy
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La comparecencia televisiva de Jean Sarkozy salvó los muebles, porque el joven logró transformar un caso claro de nepotismo, criticado hasta por la derecha, en una especie de renuncia ascética y de aventura personal. Pero no es seguro que baste para calmar la tempestad contra el jefe de Estado que ha nacido en las filas de buena parte de la mayoría conservadora y de centro.
En el frente judicial, Sarkozy sufrió otro revés. El larguísimo juicio Clearstream, que quedará visto para sentencia hoy, fue ayer el teatro de varios alegatos que vinieron a corroborar las tesis del enemigo mortal de Sarkozy en la derecha, el ex primer ministro Dominique de Villepin.
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Sarkozy dijo que quería verlo colgado de "un gancho de carnicero" con una condena a cárcel, multas y pena de inhabilitación. Ayer, la defensa de uno de los acusados, el informático Imad Lahoud, el hombre que originó unos listados bancarios falsificados que ensuciaban la reputación de Sarkozy, vino a corroborar que todo lo que ha dicho hasta ahora es un "torrente de mentiras".
El gancho en el que el presidente quería colgar a su rival sigue vacío
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"Perdón, perdón por los torrentes de mentiras" de Lahud, dijo el abogado Olivier Pardo.
La afirmación no exonera del todo a Villepin, que se insinúa como la mente maquiavélica que quizá instigó el delito de Lahoud, pero el reconocimiento del "torrente de mentiras" también es un auténtico salvavidas para la línea de defensa del ex primer ministro. Consiste precisamente en denunciar que nada es verdad en este juicio. Y que no se puede condenar a Villepin a 18 meses de cárcel, aunque sea con la pena en suspenso, como pide la Fiscalía.
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Sarkozy, muy nervioso en los últimos días, cuando acusó a la prensa de no difundir más que "malas noticias", suelta lastre con su hijo. Pero no ha dejado atrás todas sus penas. Los sondeos dicen que Sarkozy está perdiendo en minutos la popularidad ganada con mucho esfuerzo durante meses, mientras que Dominique de Villepin, muerto políticamente hace sólo medio año, levanta cabeza y vuelve a estar en órbita.
Tras meses de aislamiento, diputados de la derecha vuelven a definirse como villepinistas. Esto complica el futuro de proyectos del actual presidente como la aprobación del Presupuesto del Estado, la reforma de poderes locales o incluso el futuro de su hijo Jean.
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De momento, el gancho en el que Sarkozy quería colgar a Villepin, su odiado adversario, sigue balanceándose, vacío, en el aire.