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"Hay más bacterias en el océano que estrellas en el Universo"

El proyecto Tara Oceans estudiará el impacto del cambio climático en la vida marina

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Bacteria. Cuando alguien pronuncia esta palabra, la mente evoca, inevitablemente, imágenes de enfermedad. Pero estos microorganismos también son el motor de la evolución de la vida en la Tierra. Las bacterias marinas, por ejemplo, apenas son conocidas. "En una gota de agua hay un millón de bacterias. Si lo extrapolamos a todo el océano, el resultado sería una cifra de un uno seguido de 30 ceros. Eso significa que hay más bacterias en el océano que estrellas en el Universo". Silvia González-Acinas es investigadora del departamento de Biología Marina y Oceanografía del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), en Barcelona, y la única española que coordina un equipo de científicos dentro de Tara Oceans, un proyecto de investigación que estudiará el impacto del clima y las actividades humanas sobre la vida en los océanos.

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En los tres años que durará la expedición, más de 100 científicos de áreas como biología, oceanografía, climatología o física pasarán por una embarcación dotada de las tecnologías más avanzadas. A González-Acinas le llegó el turno ayer. Su grupo de investigación, TANIT, estudiará la diversidad y la función de las bacterias en los océanos y su sensibilidad al cambio climático. "Nuestro objetivo es determinar la diversidad, la biogeografía y la dinámica de las bacterias marinas, que son un componente vital en la cadena alimentaria del océano, y predecir su capacidad de adaptación en el contexto del cambio climático", explica.

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Las bacterias velan por la salud de los ecosistemas marinos, ya que se encuentran en la base de la pirámide junto a otros organismos microscópicos; sin ellas, organismos superiores no podrían sobrevivir. Pero no sólo eso. "Gracias a ellas", prosigue, "respiramos, ya que absorben una cantidad bastante importante del CO2 que producimos los humanos". A pesar de su importancia, las bacterias marinas se encuentran prácticamente en el anonimato: sólo se han identificado unas 5.000 especies de los 1.000 millones que algunos científicos mantienen que existen. González-Acinas sostiene que la razón es que hasta hace poco no se disponía de la tecnología necesaria. Además, son microorganismos muy parecidos morfológicamente. "Con un pez es muy fácil distinguir la morfología pero con las bacterias marinas es mucho más complicado. El uso de técnicas moleculares y de secuenciación masiva en microbiología marina es todavía muy reciente, de los años 80, pero creo que en breve este campo experimentará un auténtico boom", añade.

La identificación y distribución de las especies de bacterias serán de gran ayuda para determinar cómo les afecta el cambio climático. Aunque es difícil de predecir, se cree que el incremento de temperatura y la acidificación el descenso del pH de los océanos puede acabar con la supervivencia de las bacterias. También pueden aparecer nuevas especies invasoras que ocupen la posición de las anteriores. El resultado está aún por llegar.

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De momento, González-Acinas, ya a bordo del barco de la expedición, se encargará de recoger muestras de agua de mar con bombas de filtración desde la superficie hasta los 200 metros de profundidad. En total, 3.000 muestras de más de 350 lugares que quedarán registradas en una base de datos central para luego ser distribuidas por los diferentes laboratorios. Cuenta con la colaboración de 21 grupos especializados, que trabajarán simultáneamente para dar un paso más en la secuenciación masiva del ADN de las bacterias marinas.

 

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