Los haitianos esperan desesperados la ayuda tras el desastre
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Miles de personas heridas en el fuerte terremoto que sacudió a Haití pasaban el viernes del miedo al malestar, tras pasar su tercera noche consecutiva en las calles de la capital sin haber recibido ayuda.
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"Hemos estado esperando durante tres días y tres noches pero nada se ha hecho por nosotros, ni siquiera una palabra de aliento del presidente", dijo Pierre Jackson, que cuidaba a su madre y a su hermana que yacían entre sollozos con las piernas rotas.
"¿Qué deberíamos hacer?", se preguntó.
Desesperados, algunos haitianos han bloqueado las calles con cadáveres en una parte de Puerto Príncipe para pedir que se acelere la llegada de ayuda tras el terremoto del martes, que derrumbó edificios, provocó la muerte de decenas de miles de personas y dejó sin techo a gran parte de la población.
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Hay cuerpos por toda la ciudad, y la gente se cubre la nariz con tela para evitar el olor a muerte. Los cadáveres se trasladan al Hospital General de Puerto Príncipe apilados en camionetas, y el director del centro, Guy LaRoche calcula que hay unos1.500 cuerpos apilados fuera de la morgue.
Mas de 48 horas después de que se produjera el desastre, multitudes de personas pedían agua y alimentos al tiempo que ayudaban en las tareas de rescate a familiares que aún permanecen bajo los escombros.
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Shaul Schwarz, un fotógrafo que trabaja para la revista TIME, dijo haber visto al menos dos barricadas formadas con cadáveres de víctimas del terremoto y piedras.
"Están empezando a bloquear los caminos con cuerpos, se está poniendo feo, la gente está cansada de no recibir ayuda", dijo Schwarz a Reuters.
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Los enfadados supervivientes protestaban mientras las docenas de aviones que empezaban a llegar a la capital del país caribeño con la ayuda internacional saturaban el pequeño aeropuerto de la ciudad.
CUELLO DE BOTELLA
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La Cruz Roja de Haití calcula que entre 45.000 y 50.000 personas podrían haber muerto, mientras que unos 3 millones de haitianos han resultado heridos o perdido sus hogares por el seísmo de magnitud 7,0 que sacudió el martes la capital del país.
"Ya hemos enterrado 7.000 personas en una fosa común", dijo a los periodistas el presidente, Rene Preval, en el aeropuerto de la capital.
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Los médicos en Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental, están mal equipados para ofrecer tratamiento a los heridos.
Los equipos de rescate han advertido que la cifra de muertos subirá rápidamente si las decenas de miles de haitianos heridos, muchos con huesos rotos y graves pérdidas de sangre, no reciben primeros auxilios en las próximas 24 horas.
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"Las próximas 24 horas serán críticas", dijo el oficial de 54 años de de la Guardia Costera de Estados Unidos Paul Cormier, un trabajador de emergencia calificado que administra un orfanato en Haití y ha ayudado a 300 personas desde el desastre del martes.
Los aviones con suministros y equipos de rescate comenzaron a aterrizar en Puerto Príncipe más deprisa de lo que los equipos en tierra podían descargarlos, congestionando la pista y obligando a muchas naves a volar en círculos hasta dos horas para poder tocar tierra.
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha prometido 100 millones de dólares (unos 69 millones de euros) para un fondo de ayuda a Haití y reclutado a los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush para que ayuden a recaudar más, prometiendo a los haitianos que "no seréis abandonados".
Estados Unidos enviará 3.500 soldados, 300 médicos, varios barcos y 2.200 infantes de marina a Haití.
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La distribución de ayuda es lenta porque las carreteras están bloqueadas por escombros y coches estrellados, las comunicaciones están interrumpidas y las oficinas de agencias humanitarias han resultado dañadas y su personal ha muerto o está desaparecido.
Muchos hospitales están demasiado dañados para utilizarse, y los médicos atienden en instalaciones improvisadas con escasos suministros a personas con extremidades aplastadas, heridas en la cabeza y huesos rotos.