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Guardias de seguridad de Isabel II se dedicaban a todo tipo de desmanes

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Funcionarios de la policía destinados en el palacio real de Buckingham, en Londres, se dedicaban en horas nocturnas a todo tipo de desmanes e incluso a actividades delictivas, según los testimonios presentados ante un tribunal.

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En lugar de vigilar el palacio frente a eventuales intrusos, los guardias de seguridad de Isabel II hacían supuestamente apuestas, vendían pornografía, se emborrachaban y comerciaban con esteroides, además de posar en el trono real, informa hoy el diario "The Daily Telegraph".

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Los funcionarios en cuestión introdujeron en varias ocasiones a sus amigos en fiestas de palacio a las que no habían sido invitados y les permitieron dejar sus vehículos en los aparcamientos de palacio durante sus visitas a Londres.

Esas y otras sorprendentes acusaciones se han escuchado en el juicio que se sigue contra Paul Page, un ex guardián de seguridad de la Reina, acusado de fraude y de amenazas de muerte relacionadas con una compañía inmobiliaria fantasma que servía de tapadera de una operación de apuestas.

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El abogado de Page, John Cooper, preguntó al sargento McGregor si era cierto que había posado en los tronos de la Reina y de su esposo, el duque de Edimburgo.

"¿Considera un hecho grave el que funcionarios de la policía como usted, dedicados a la protección real, pudieran acceder a los tronos de la Reina y del príncipe Felipe, se sentaran en ellos con los pies en alto y haciendo gestos cómicos con los dedos para que les fotografiasen?", le preguntó el abogado.

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El jurado escuchó como en sus tratos con Page, el sargento McGregor consiguió meter de matute en las fiestas de palacio a inversores a los que se daba un número de teléfono móvil de un policía por si hubiese algún problema.

El sargento negó tener conocimiento de esas actividades y también que los guardias de seguridad manejasen armas de fuego en estado de embriaguez y se dedicasen a vender pornografía entre ellos.

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El principal encausado en el juicio es Paul Page, al que se acusa de haber creado una compañía pantalla tras sufrir pérdidas importantes con un sistema de apuestas que funcionaba tanto en el palacio de Buckingham como en el de St James's y en una comisaría.

Page, de 38 años, niega las acusaciones de fraude, intimidación y amenaza de muerte, mientras que su esposa, Laure Page, de 42 años, también rechaza haber propiciado ese tipo de actividades ilegales.

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