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Los Goya, entre la crisis de fe de "Camino" y el glamour de Cruz y Del Toro

EFE

El cine español se rindió al crudo retrato del Opus Dei realizado por Javier Fesser en "Camino", que se hizo hoy con seis galardones en la XXIII gala de los premios Goya, donde el puertorriqueño Benicio del Toro y la madrileña Penélope Cruz se llevaron también la preciada estatuilla.

Dos estrellas con sabor a Oscar protagonizaron la gran noche del cine español, que había empezado con frío y lluvia, pero que fue calentándose con el fulgor de una edición sumamente internacional.

Por un lado, el actor boricua, poseedor de un eunuco dorado por "Traffic" (2000), se alzó como mejor actor por "Che, el argentino", primera parte del díptico sobre el revolucionario argentino realizada por Steven Soderbergh y que también recibió el Goya a la mejor dirección artística.

"Siempre que he hecho una interpretación hago una visualización del personaje y esa idea siempre es mucho mejor que la interpretación real. Estando aquí presente lo único que sé es que lo importante es tratar (intentarlo) con ganas", reconoció el actor, que también dedicó palabras de agradecimiento a todo el equipo de su aventura "revolucionaria".

Por otro lado, Penélope Cruz dio por sí sola entidad a una ceremonia al conseguir el Goya a la mejor actriz secundaria en "Vicky Cristina Barcelona" -el tercero de su carrera- por un papel-bombón que le ofreció Woody Allen y le ha hecho también aspirante al Oscar por segunda vez.

Emocionada y vestida de Chanel, Cruz dedicó su premio a los desaparecidos Fernando Fernán Gómez y Rafael Azcona -premiado póstumamente en esta gala por su guión de "Los girasoles ciegos"- y aseguró que para ella ha sido un placer apretar su agenda para acudir a los Goya, teniendo en cuenta que minutos después de la ceremonia subiría a un avión para poder llegar este lunes a la cena de nominados al Oscar en Los Ángeles.

Cruz y Del Toro fueron los rostros de una noche que, en cambio, entregó su alma a la polémica al coronar como la mejor cinta del cine español de 2008 a "Camino", el salto mortal del director de "El milagro de P.Tinto" al género trágico, que ha acalorado a los miembros de, en palabras de Fesser, "el injustamente llamado Opus Dei" (Obra de Dios).

"Camino", que muestra el efecto de los dogmas de la prelatura católica en una niña que afronta su propia muerte, se hizo con seis de los siete Goya a los que aspiraba: mejor película, mejor director, mejor guión original, mejor actriz (Carme Elías), mejor actor de reparto (Jordi Dauder) y mejor actriz revelación (Nerea Camacho).

Así, las favoritas "Los girasoles ciegos", de José Luis Cuerda -que partía con 15 nominaciones y se llevó sólo uno-, y la película rodada en Ciudad de México "Sólo quiero caminar", de Agustín Díaz Yanes, -11 candidaturas y también un solo premio- volvieron de la gala con sensación de derrota.

Carme Elías, que lucha con intensidad en "Camino" por compatibilizar su instinto de protección maternal y la aceptación del sufrimiento de su hija como voluntad divina, fue una de las premiadas más aplaudidas, al ser una actriz hasta ahora mayoritariamente secundaria que ha despegado con fuerza hacia el protagonismo.

La cuarta película que se había colocado en las categorías principales, "Los crímenes de Oxford", consiguió tres galardones técnicos: mejor música, mejor dirección de producción y mejor montaje.

Con el mismo número de premios, la ganadora moral de la noche fue "El truco del manco", de Santiago Zannou -mejor director novel-, un retrato de superación de un joven discapacitado que llega al éxito del mundo de la música, y que era prácticamente una película biográfica del cantante de "La excepción" Juan Manuel Montilla "Langui".

Él mismo recogió el premio al mejor actor revelación y el de mejor canción -compuesta junto a Woulfrank Zannou.

Con el premio a Del Toro -y la nominación infructuosa a los mexicanos Diego Luna y José María Yazpik- los premios Goya vuelven a reflejar cómo, a lo largo de su historia, se han hecho eco de la evolución de la coproducción y cooperación cinematográfica entre España y Latinoamérica, de la que fueron puntales los dos premios recibidos por la actriz argentina Cecilia Roth por "Martin (Hache)" y "Todo sobre mi madre".

Así, la categoría del Goya a mejor película hispanoamericana -en esta edición logrado por "La buena vida", del chileno Andrés Wood- no es la única que consigue que las miradas se desvíen hacia América.

Por lo demás, la gala fue conducida con gracia, dinamismo y mordacidad -hubo ataques al Gobierno, al Opus Dei y a la crisis económica- por la actriz Carmen Machi, conocida por su papel en la serie de televisión "Aída", y condimentada con el brillante humor absurdo del equipo cómico del programa Muchachada Nui.

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