Goya, compras y obras de los almacenes, en la nueva lectura del Museo Reina Sofía
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El Museo Reina Sofía presentará el próximo martes una nueva lectura de su colección en la que se incluirá una quincena de grabados de Goya, las últimas adquisiciones y unas doscientas obras procedentes de los almacenes del museo, ha informado el director de la institución, Manuel Borja Villel.
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Esta reordenación, que inaugurará el día 28 la Infanta Elena, no es "la Torá, ni el canon", sino una de las múltiples narraciones que de ella se pueden hacer, en opinión del director, quien en una entrevista con EFE ha anunciado que el próximo año el Reina Sofía disfrutará de un nuevo marco jurídico al convertirse en Agencia Estatal.
Sobre este punto, el museo cuenta con el apoyo de todos los grupos parlamentarios. "El proceso está en marcha y ahora se encuentra en manos de la vicepresidenta primera. Espero que el año que viene seamos Agencia porque es muy importante para el museo", asegura.
La presentación de la colección diseñada por Borja Villel, en contra de una visión única de la historia del arte, es como si fuese un cosmos que está vivo, con áreas que cambian, se abren o se cierran, reaccionando así a una estructura convencional, que no es natural.
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"Había una visión con un centro y una periferia. El hecho de que las cosas ocurrieran en Estados Unidos o en París cinco o seis años antes que en España o en Italia no significa nada, sólo que ocurre más tarde. De hecho, básicamente Picasso es uno de los artistas menos originales que hay, copiaba de todos, sólo que copiaba mejor y lo mejoraba".
En el recorrido por la colección, considerada por el director "como una de las mejores del siglo XX", hay tres puntos fuertes: los años 30; la década de los 60 y 70 y la actualidad.
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Pero antes de entrar en ellos, el recorrido hace un guiño a los origines de la modernidad con la exhibición de unos quince grabados de Goya, pertenecientes a los "Caprichos", los "Desastres de la guerra" y los "Disparates".
"Goya, sobre todo con los Desastres, tiene algo de cronista, de crítica institucional, que es absolutamente contemporánea, y por ello que haya estas referencias es esencial".
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Manuel Borja Villel ha insistido en que se trata del préstamo de unos grabados que están en contexto con la narración, "y es algo importante para el Prado y para nosotros. La historia es compleja y es importante porque estamos hablando de un museo de arte contemporáneo que nos debería hacer ver un mundo distinto del que vivimos. Si tienes un único pasado, las posibilidades de que tengas un único futuro son muy obvias".
Los años 30 constituyen uno de los núcleos fuertes de la colección, con el icono del siglo XX, el Guernica. "En los años 30 hubo una confrontación de la vanguardia con su propia realidad, una realidad en la que no se reconocen. Se produce una primera ruptura entre vanguardia y modernidad, entre lenguaje y utopía".
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Para Borja Villel es muy importante la forma en que se presente este icono del siglo XX. "Si lo haces como tal, existe el peligro de que sea meramente una atracción turística, pero si lo presentamos como lo vamos a hacer, es un elemento de condensación de masa gravitatoria. Te hace concentrar a su alrededor una serie de cosas que de otro modo no existiría. Hemos construido alrededor del Guernica una lectura que es única".
Sobre los años 60 y 70, ha recordado que es el momento de grandes y numerosos cambios en que aparecen las segundas vanguardias. "Es una generación muy fuerte que decidieron que después de Picasso y Miró había que empezar de cero. Se produce un cambio radical. Tenemos una colección bastante importante de esta época".
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Otro de los núcleos es la actualidad. "Todo museo es contemporáneo y responde a su época. Tenemos la obligación de hacer entender mejor o peor el mundo en el que vivimos", dice.
En opinión del director, los visitantes del museo deberían entender que el mundo actual empieza con dos crisis fundamentales: el 89, con la caída del muro de Berlín y el final del mundo soviético, y la actualidad.
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Ahora, "si no es el final del mundo liberal tal y como lo conocemos, se acerca a ello. Vivimos en una sociedad de crisis sistémica, y es importante que esto se vea en la obra de arte", asegura.
Esta nueva estructura de la colección va a hacer del Reina Sofía un museo muy distinto de los habituales, en el que la educación es muy importante, pues para su director el arte como la educación "es fundamental y es necesaria una revolución en la educación".
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El Reina Sofía, que nació con la democracia y que se enfrenta a una profunda reordenación de su colección, es "como un adolescente que esta todavía creciendo", según Manuel Borja Villel.