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El Google europeo se queda en un programa de I+D

El ambicioso Proyecto Quaero es ahora una herramienta para clasificar contenido multimedia

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A mediados de 2005, el entonces presidente francés Jacques Chirac y el canciller alemán Gerhard Schröder anunciaban la colaboración de ambos países para crear el Google europeo. Bajo el nombre de Proyecto Quaero (busco, en latín), los dirigentes posicionaron al nuevo buscador paneuropeo, que vería la luz en enero de 2006, como el gran rival del hasta entonces imbatible buscador estadounidense .

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"Estamos inmersos en una competición global por la supremacía tecnológica. En Francia, en Europa, lo que está en juego es nuestro poder", dijo entonces Chirac durante el Consejo de Ministros franco-alemán que se celebró en Francia. "La cultura no es una mercancía, no puede dejarse a las ciegas fuerzas del mercado".

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Cuatro años después, el buscador no ha visto la luz para el gran público. Aunque cuenta con un presupuesto aprobado por la Comisión Europea de 200 millones de euros a cinco años, ahora ya nadie habla de competir con Google ni de la lucha por la "supremacía tecnológica". Quaero es, ahora, un programa de I+D financiado por la Comisión Europea.

François Bourdoncle, cofundador de Exalead, la compañía francesa sobre la que recae buena parte de la tecnología de búsqueda de Quaero, señala que el problema es que se ha extendido "una idea equivocada de lo que realmente era este proyecto. Se ha avanzado mucho y los resultados del programa están siendo muy satisfactorios", asegura el ejecutivo. Bourdoncle destaca las funcionalidades de búsqueda que ofrece Quaero en cualquier tipo de archivo multimedia, ya que es capaz de localizar contenido en ficheros de audio y vídeo.

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En marzo de 2008, la Comisión Europea aprobó la financiación pública del Proyecto Quaero, cuya coordinación recae en la compañía Thomson, licenciataria de tecnologías como Mpeg2 y Mpeg4 que permiten la compresión digital de las imágenes para reducir el almacenamiento de contenido audiovisual. Ha de coordinar hasta 24 compañías e instituciones que se encuentran involucradas, entre las que destacan France Télécom, Bertin, Exalead y diversas universidades e institutos de investigación.

Cuando el proyecto fue anunciado, se multiplicaron las críticas en la Red en contra de la idea, ya que se consideró absurdo lanzar un proyecto de cooperación paneuropeo en el ámbito digital hubo quien lo bautizó como el Airbus de Internet y en un mercado completamente neutro, como es el de las búsquedas. La base del programa pervertía la esencia de un buscador, puesto que para defender la multiculturalidad europea frente al supuesto dominio anglosajón habría que alterar los resultados de las búsquedas. Y, además, significaba presuponer que Google (que tiene oficinas y trabajadores por toda Europa) hacía lo mismo.

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Sin embargo, este nacionalismo europeo en Internet no fue el único. Japón también anunció el desarrollo de un motor de búsqueda nacional, que contaba con el respaldo de empresas como Fujitsu, Hitachi, Nec y Matsushita. El ministro de Economía, Comercio e Industria japonés admitió que estaban involucradas en el proyecto más de 20 compañías y universidades niponas, sin que los resultados vieran nunca la luz.

Otros proyectos, como es el caso de AltaVista, se desinflaron por el camino. Françóis Bourdoncle formó parte activa en el desarrollo de este buscador y recuerda que era "una gran idea, pero quiso convertirse en portal, incorporando noticias o información del tiempo, y perdió el foco en la tecnología. Subestimaron a los competidores".

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