Hace más de un año que Mames Palmero Muñoz, de 83 años, solicitó al Ayuntamiento de Arganda (Madrid) la autorización para recuperar los restos de su hermano Guillermo -desaparecido tras la batalla del Jarama en 1937- de la fosa común del cementerio de la localidad. El Consistorio resolvió a su favor, pero delegó la tarea a la empresa que gestiona el cementerio municipal, Funespaña. Esta compañía, que cotiza en bolsa y tiene presencia en municipios de diferentes provincias, solicitó a los familiares de las víctimas enterradas en esa fosa común la cantidad de 728 euros. Funespaña, además, sin experiencia previa en exhumaciones, no garantizó a las familias la correcta identificación de los restos.
Meses después, el Ayuntamiento decidió que las labores de exhumación las realizara, junto a Funespaña, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que ejecuta esta tarea desde 2000 sin acarrear ningún gasto a las víctimas.
La empresa funeraria, por su parte, ha rebajado la factura a las familias, pero aún así les cobrará un importe de 500 euros. La ARMH trata de mediar para que los familiares no tengan que desembolsar nada a Funespaña.
El pasado octubre, Palmero con la ayuda de la asociación solicitó en el juzgado de la localidad que se fijara fecha y hora para abrir el enterramiento. Ante la inhibición de la instancia judicial, la apertura de la fosa comenzó ayer martes, y los trabajos se prolongarán a lo largo del día de hoy. Para el rescate e identificación de los restos, la ARMH, que se financia con las cuotas de sus socios, cuenta con el trabajo de arqueólogos profesionales. En este caso, los trabajos están dirigidos por el arqueólogo René Pacheco y el médico forense José Luis Prieto; ambos con amplia experiencia en labores de exhumación en fosas comunes.
Guillermo Palmero murió a los 17 años mientras defendía la República en la Guerra Civil. Natural de Miguelturra (Ciudad Real) partió a luchar en la batalla del Jarama, librada a la entrada a Madrid por la carretera de Valencia en febrero de 1937. Allí cayó abatido, y sus restos fueron trasladados al cementerio más cercano, el del municipio madrileño de Arganda, y arrojados a la fosa común.
Los restos de Guillermo se encuentran junto a los de dos personas más: Alfonso Fernández-Cabrera y Francisco Villar. Los familiares de Fernández -Cabrera se han desplazado en taxi desde Orgaz (Toledo), pagado con sus propios recursos, para poder seguir los trabajos de exhumación. Hasta el momento, la asociación no ha localizado a los familiares de Francisco Villar.
La fosa común de Arganda es la primera que se abre en la Comunidad de Madrid.
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