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El fisco tira de la 'bacaladera' para buscar el dinero negro

Las tarjetas de crédito chivarán' a Hacienda los ingresos no declarados

 

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Ahora que el dinero es de plástico, es un gesto común a la hora de pagar una compra o abonar un servicio utilizar la tarjeta. En comercios, restaurantes, quioscos, taxis... incluso entre profesionales que prestan servicios diversos se ha generalizado el uso de lectores de tarjeta para facilitar el pago a sus clientes.

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Estos aparatos, comúnmente conocidos como bacaladeras, y de los que existen centenares de miles en toda España, se van a convertir en una de las principales herramientas con las que va a contar Hacienda para luchar contra la economía sumergida.

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La Administración dispondrá de datos del consumo de electricidad detallado de 2010

Los responsables de la Agencia Tributaria sospechan que en actividades profesionales y en negocios se utilizan más de uno de estos aparatos: el legal, donde se cargan habitualmente las operaciones, y que está vinculado a la cuenta bancaria conocida del negocio; y otro que se utiliza de vez en cuando, cuyos ingresos no se declaran. Es la versión moderna de la caja B.

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Pero deja un rastro. En estos días, la Agencia Tributaria está recibiendo por primera vez la información de las entidades financieras sobre utilización de estos terminales de tarjetas, en este caso de todas las operaciones realizadas durante 2010. Bancos y cajas están mandando también los datos sobre los movimientos de dinero en metálico, por importes superiores a 3.000 euros. Y los ordenadores de Hacienda se están cargando además con la información que remiten las compañías eléctricas sobre los consumos de los últimos 12 meses, y que indicarán, por ejemplo, si en un inmueble que aparentemente es una vivienda o está desocupado se realiza un gasto en luz que excede lo normal.

Toda esta información nueva, que se cruzará con los datos de los que ya dispone la Administración fiscal, ayudará a tener pistas sobre actividades ocultas. "La información es clave; lo es todo. Nos ayudará a captar y descubrir los focos de incumplimiento fiscal que puedan existir", subraya Juan Cano, director de Inspección de la Agencia Tributaria.

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En los ochenta, ya hubo un peinado fiscal' masivo; ahora, las actuaciones serán más selectivas

Con el resultado de este cruce de datos, Hacienda va a "elaborar actuaciones planificadas, con muchas visitas a centros y locales para comprobar sus actividades o para obtener información", explica Cano. Es una de las principales novedades del plan de lucha contra el fraude de este año: se refuerza el personal de Hacienda que actuará en la calle.

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Peinados fiscales

En los primeros años de la década de los ochenta, cuando todavía no existía la Agencia Tributaria, la Administración realizó de forma masiva en muchos puntos de España lo que se conocieron como peinados fiscales en amplias zonas comerciales o en polígonos. Se trataba de captar información y poner al día las licencias fiscales de los comercios y de las pequeñas industrias.

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"No aspiramos a repetir aquello", comenta el director de Inspección. Aquellas fueron actuaciones masivas; ahora serán más selectivas. Las actuaciones en la calle se decidirán siempre sobre los indicios de riesgo que se detecten con los nuevos datos de entidades financieras y eléctricas.

En un primer momento, el trabajo de campo lo realizarán los agentes tributarios, un cuerpo de unos 4.700 funcionarios, que tienen la consideración de agentes de la autoridad. Su trabajo consistirá, en un caso, en detectar contribuyentes que no estén censados (o sea, actividades no declaradas). En otros casos, la labor de los agentes consistirá en captar información y recabar datos sobre el terreno de contribuyentes y de actividades de los que se pueda tener un menor conocimiento.

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"No esperamos resultados espectaculares a corto plazo con estas actuaciones. Lo importante es conseguir la información sobre la economía sumergida para tener éxito a largo plazo", afirma Juan Cano. En estas operaciones, Hacienda colaborará y se coordinará con la Inspección de Trabajo y con la Seguridad Social. Habrá tanto actuaciones conjuntas como intercambio de información de las operaciones realizadas por cada organismo. "Todo lo que se va a hacer está planificado, y los mecanismos de información y de coordinación están establecidos", señala el responsable de la Inspección fiscal. Ya está preparada alguna operación, pero, por motivos obvios, Hacienda no comenta cuántas actuaciones se realizarán, ni en qué fechas, ni dónde.

"Estas actuaciones no significan, ni mucho menos, que se vaya a descuidar la persecución del fraude más sofisticado, que utiliza mecanismos y tramas más complejas. También vamos a ser más incisivos en la comprobación de profesionales, ya sea los liberales, como los pequeños empresarios" , explica Cano.

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Junto a la investigación y la inspección, Hacienda también realiza comprobaciones a mayor escala. "Controlamos todas las declaraciones de impuestos que se presentan (del IRPF son, por ejemplo, unos 20 millones); pasan por unos filtros informáticos en los que se cruzan con la información que tenemos, facilitada por empresas y entidades financieras. Si se advierte una incoherencia, salta una alerta", explica Gaspar Caballo, director del departamento de Gestión Tributaria. "Si la discrepancia que se detecta tiene cierta entidad, el caso se remite a Inspección, para que realice una comprobación en profundidad", añade.

Hay también alertas que saltan cuando existe el temor de que el defraudador acabe esquivando el pago al Fisco. "Cuando se detecta un riesgo elevado, actuamos adoptando medidas cautelares que eviten que se produzca un alzamiento de bienes", comenta José María Meseguer, director de Recaudación. El control se centra en las grandes deudas. El 66% de las mayores cantidades que los contribuyentes adeudan a Hacienda (sean de aplazamientos o de actas de inspección), de más de 150.000 euros, se concentran en sólo un 1,6% de los casos.

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