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Una exposición muestra las réplicas de mil piezas de la tumba de Tutankhamon

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Réplicas exactas de un millar de las más de 5.000 piezas que se hallaron en la tumba de Tutankhamon se exhiben desde hoy en el Museo Marítimo en una exposición que recrea a tamaño natural el interior de tres cámaras del sepulcro: la antecámara, la cámara del tesoro y la cámara funeraria.

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Tras una introducción sobre el mundo de los jeroglíficos y el valle de los Reyes ilustrado por una reproducción de la piedra Roseta y una estatua de Tutankhamon, el visitante se adentra en las circunstancias del descubrimiento de la tumba más famosa por parte del equipo de Howard Carter.

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Tutankhamon, que fue coronado faraón con sólo 7 años y que murió en circunstancias misteriosas muy joven, aproximadamente a los 19, es una de las figuras más enigmáticas de la historia egipcia, pues sus sucesores borraron su nombre de todos los monumentos, de manera que no figuraba en ninguna de las listas reales.

Desconocido, olvidado y oculto, Tutankhamon descansó en el Valle de los Reyes durante más de 3.000 años hasta que Carter encontró su tumba.

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Una maqueta permite seguir los pasos de Carter después de que encontrara una entrada bajo las cabañas de los obreros, los 16 escalones que le condujeron a la primera entrada tapiada, el pasillo descendiente que le llevó a la segunda entrada tapiada, antes de llegar a la antecámara y su anexo, a la cámara funeraria y a la cámara del tesoro.

Más cercanas a la imagen de un gabinete de curiosidades o al taller de un anticuario, en la antecámara y la cámara del tesoro se pueden contemplar tres grandes camas bañadas en oro, jarros, cetros, relicarios negros, un trono o piezas de oro de un carro que unos ladrones trataron de llevarse.

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En el área dedicada a la cámara funeraria se muestran las cuatro capillas doradas que encajan una dentro de la otra como si de muñecas rusas se tratara, hasta llegar al sarcófago central.

Seguidamente, se exhiben algunos de los adornos de la momia, entre ellos diademas, una daga de hierro, un collar con forma de buitre, otro rematado con cabezas de halcón, otro con un buitre y una serpiente, un pectoral con el ojo de udyat, unas sandalias de oro y fundas para los dedos de las manos y los pies.

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Y por fin, la máscara de once kilos que cubría la cabeza de la momia del rey, que preside un área en la que también se encuentran réplicas exactas del féretro interior de oro, que con 110 kilos es el objeto más espectacular del tesoro de la tumba, así como el féretro central y la capilla canópica con forma de templete.

En la exposición se especula sobre la causa de la muerte de Tuntankhamon: la primera autopsia que se hizo a la momia en 1925 determinó que habría sido asesinado, pero las tomografías realizadas más recientemente y las radiografías de la rodilla apuntarían la posibilidad de una infección después de una caída accidental.

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Otras piezas de la tumba remiten al mundo de la guerra y la caza, como los bastones arrojadizos, las anteojeras, un estuche para arcos, dos espadas jepesh, mazas, el trono de Tutankhamon con escabel, cetros, bastones, un flagelo, una hoz ceremonial y escudos.

Sin embargo, el elemento más espectacular de esta temática es, sin duda, la carroza de Estado, un vehículo de dos ruedas de los cuales en la tumba se hallaron seis desmontados y que posteriormente se reconstruyeron cinco.

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Un baúl de juguetes, cofres, taburetes, tableros de juego y algunos instrumentos musicales nos hablan de los pasatiempos diarios del faraón y su corte.

La exposición, que estará abierta al público en Barcelona hasta el próximo 6 de septiembre, tiene un evidente valor pedagógico ya que permite al público contemplar piezas que sólo podría ver en el Museo del Cairo.

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