Los expertos de Renfe y Adif convencieron a Obama con el AVE
El plan de alta velocidad de EEUU de 10.000 millones bebe delespaño. Fomento prepara la visita del equipo del presidente
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Barack Obama tenía bien presente en su cabeza el modelo español de ferrocarril durante la presentación de su plan de alta velocidad el pasado 16 de abril porque elogió el AVE cuando España ni siquiera figura como ejemplo en el dossier que se repartió ese día. ¿Quién le convenció? Lo que se le quedó tan grabado como para afirmar que "la línea del AVE entre Madrid y Sevilla tiene tanto éxito que viajan más personas en tren que en coche y avión juntos" es el trabajo de promoción desplegado en EEUU por varias empresas públicas lideradas por Renfe Operadora, junto con el gestor de infraestructuras Adif y las ingenierías Ineco y Typsa.
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Son las empresas dependientes del Ministerio de Fomento junto a los fabricantes de trenes Talgo y CAF, además de las principales constructoras españolas, como ACS, Acciona, OHL y Ferrovial y la empresa de infraestructuras Abertis, las que están labrando el camino para un acuerdo de calado que les permita nuevas oportunidades en la tierra prometida de los negocios.
También han surtido efecto las recientes buenas relaciones del PSOE con el partido de Obama "cuyas bases puso José Blanco", ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, señalan fuentes conocedoras de los contactos. Es conocida la química que surgió entre Blanco y Bill Richardson, gobernador de Nuevo México (y luego frustrado secretario de Estado de Comercio con Obama) durante la visita de este último en junio del año pasado.
Para preparar la campaña electoral de Obama, sus asesores hicieron una ronda europea y de los contactos españoles se quedaron con tres ejemplos: el tren de alta velocidad como transporte sostenible, las energías renovables y el sistema público de sanidad. Ya en el Gobierno y para amortiguar la crisis, Obama sacó adelante un plan de estímulo con fuerte peso de la inversión en infraestructuras, en el que se enmarca el proyecto de alta velocidad presentado hace dos semanas, y que recoge la experiencia española. Esto puede reforzarse tras la visita del secretario de Transportes, Ray Lahood, los días 28 y 29 de mayo para conocer in situ el modelo español, respondiendo a la invitación de Blanco. Fomento prepara ahora el recorrido del viaje y entre las posibilidades está incluir visitas a un AVE en obras (podría ser Madrid-Levante, que se prevé esté listo en 2010) y otra línea en servicio (Madrid-Barcelona o Valladolid).
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El precedente más próximo de esta visita es la del gobernador de Wisconsin, el demócrata Jim Doyle, de hace unas semanas.
El interés por el AVE lleva varios años atrayendo visitas de delegaciones de otros países. El modelo español dejó "muy impresionado" al ministro de Transportes británico, Geoff Hoon, según expresó en una carta que envió el 24 de marzo a Adif. En ella, aseguraba que en esta experiencia "basarán los planes que prepara" Reino Unido.
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Lo que más llamó la atención de Hoon fue el esquema de inversión, además de la mejora en los trayectos. No en vano de los 12.790 millones que Fomento ha invertido entre 2005 y 2008 en los AVE a Barcelona, Valladolid y Málaga, los españoles han pagado 2.628 millones: 6.162 millones son ayudas europeas y 4.000 son préstamos del Banco Europeo de Inversiones.
En EEUU, "hay que hacer mucha tarea didáctica sobre infraestructuras", señala José Luis Briceño, de la Oficina Económica y Comercial en Chicago, cuyo consejero jefe de la citada Oficina Comercial, Enrique Alejo, ya contó a Obama durante la campaña las bondades tecnológicas de España en infraestructuras y energías renovables. Ese mismo fin persigue la campaña Made in/by Spain que protagonizó el viaje a EEUU del ministro de Industria, Miguel Sebastián.
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Para hacerse una idea del retraso en EEUU en infraestructuras, sólo hace cinco años que los estados están sacando a concurso la construcción y gestión de autopistas vía concesión administrativa, un sistema que España emplea desde los años sesenta. Paradójicamente, en el país económicamente más liberal del mundo, enseguida surgen voces de lobbies o políticos que cargan contra las concesiones alegando que se privatizan las carreteras para que las gestionen compañías extranjeras. Pero el estado cede la gestión, no la propiedad y necesita renovar infraestructuras de hace medio siglo. Sirva como ejemplo que el plan de Obama para invertir 300.000 millones de dólares en infraestructuras (de momento, 36.000 millones concretados), y también en energía, medio ambiente y sanidad, se compara con las autopistas que construyó el presidente Roosevelt para combatir la Gran Depresión.
No sólo ha sido la vía política la que ha promocionado las infraestructuras españolas (aunque sí la fundamental). También ha influido mucho la fuerte posición conquistada por las constructoras y empresas de energía. Iberdrola, con la compra de Energy East en 2007, es un ejemplo. Pero mucho antes, en 2004, desembarcó Ferrovial y luego lo hicieron OHL, ACS y Acciona, que copan el ranking mundial de concesionarias de autopistas. Aunque la última de ellas ha apostado por las energías renovables. Para abrirse camino, directivos estadounidenses de Acciona se entrevistaron con Obama en plena campaña. "El plan de Obama es una oportunidad", señala Juan Ignacio Entrecanales, vicepresidente de Acciona.
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Ahora, las compañías esperan a junio, cuando se concretará el plan de 11 corredores de velocidad alta (no al revés, porque irán a 160 kilómetros por hora) de Obama por 13.000 millones de dólares (10.000 millones de euros). Estos fondos que repartirá a los estados valdrían para hacer un AVE y medio Madrid-Barcelona.
"Con la crisis, se han frenado algo los concursos de concesiones, pero esperamos que se reanuden con la recuperación económica", apunta Luis García-Linares, director general corporativo de OHL.
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Aunque las empresas no lo admiten, muchas usan lobbies que les ayudan a presentarse ante quien deben para ganar posibilidades al pujar por un contrato o una autopista, una práctica habitual allí. A estos asesores les pagan una cantidad fija, que puede rondar los 15.000 dólares al mes (11.600 euros) y luego una comisión si se logra el contrato, según explican directivos que han ganado concursos en EEUU.