La 'europandemia'
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¿Qué es la europandemia? Mira por dónde, la palabra, como el punto de partida de la crisis de la llamada deuda soberana, vienen del mismo lugar: Grecia. Significa enfermedad de todo un pueblo, una enfermedad infecciosa de los humanos en un área geográfica extensa.
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Aunque se usa en referencia al mundo entero, a nuestros efectos vale la idea del "pueblo europeo". La subida de los tipos de interés de los bonos públicos de Italia y Bélgica el pasado lunes, junto con los de Portugal y España, y de los mismos cuatro países ayer martes, así como el encarecimiento de los bonos que emiten las empresas para captar dinero, amén de la firme subida del euríbor, que es la referencia para las hipotecas en España, durante el último mes, van perfilando esa pandemia.
El BCE seguirá comprando bonos mientras dure la incertidumbre
Ayer Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, trató de inocular confianza contra el virus. Pero las palabras ya no son suficientes. Mañana, la reunión del BCE tendrá que actuar. Seguramente anunciará el mantenimiento de la política de compra de bonos públicos y privados mientras dure la incertidumbre y volatilidad actual, contra aquellos que, como Alemania, le vienen urgiendo para ir preparando su abandono.
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Pero no estaría mal, antes de que sea tarde, que se inspirara en la Reserva Federal de Ben Bernanke y comenzara a pensar en lanzar una operación de caballo de compra de bonos de largo plazo. Porque, como Bernanke en EEUU, el único que puede hacer algo en Europa, habida cuenta de que Alemania no moverá un dedo, es Trichet. Todo lo más que se le puede pedir a Alemania es que Angela Merkel permanezca en silencio y se comprometa a no echar más madera a los mercados.
En el centro de esa pandemia en esos mercados, aseteados por la propuesta alemana de reformular el mecanismo de rescate a partir de 2013, contra la recomendación de Trichet, está España. La prima Merkel, como se llama ahora la prima que pagan los países contagiados, subió hasta los 300 puntos básicos, o 3%, sobre el bono alemán.
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Ayer, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, protagonizó un enfrentamiento dialéctico con Álvaro Nadal, secretario de Economía del PP, a cuenta de la acusación de este en el sentido de que el Gobierno "hace muy poquito" por la credibilidad de España. A su vez, el PP ha pedido la comparecencia de Elena Salgado para explicar la situación de los mercados.
En este contexto, además de los palos, Mariano Rajoy sabe que necesita utilizar la zanahoria, al menos para parecer constructivo. Ayer, en Toledo, el líder popular hizo junto con María Dolores de Cospedal la presentación de su proyecto económico para las elecciones autonómicas de la Comunidad de Castilla-La Mancha. A su lado estaba Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, quien está avalando como el rey Midas del periodo 1996/2004 las propuestas del PP.
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Rajoy señaló que, si el Gobierno hace las cosas bien, el PP está dispuesto a apoyar, y asimismo hizo una ardiente defensa del euro. Cabe recordar que, a primeros de octubre de 1992, después de la primera devaluación de la peseta ante los embates de los mercados, el entonces jefe de la oposición, José María Aznar hizo exactamente lo contrario. "No me habría temblado el pulso por dejar la peseta en flotación fuera del Sistema Monetario Europeo, en lugar de gastar más de 1,5 billones de pesetas en mantener un tipo de cambio artificial".